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Todo comenzó con las lámparas, aunque parezca increíble, pues las primeras piezas seleccionadas fueron las de araña de Eichholtz para el comedor y el baño azul, y a partir de ahí todo el diseño fue creciendo de forma natural. Aunque no fue el único reto, según Assel Baimakhan, al frente del estudio DesignCraft Interiors a cargo del proyecto. "Cuando visité por primera vez el apartamento me quedé impactada", recuerda la diseñadora. "El propietario anterior había comenzado obras e instalado estructuras metálicas pesadas en todas las habitaciones. Tenía miedo a los terremotos e intentó convertir la vivienda en un búnker. Había marcos y refuerzos soldados por todas partes. Quitarlos de forma segura fue una tarea enorme que requirió mucho tiempo y esfuerzo. Sin duda, fue el mayor desafío del proyecto".
A pesar de todo, el proyecto fue muy especial para el estudio: "Acepté este proyecto porque desde el principio lo sentí muy especial", comenta. "La ubicación era espectacular y los clientes (una pareja joven con tres hijos) tenían experiencia, estilo y claridad en lo que buscaban. Ya habían trabajado con diseñadores antes y no era su primera vivienda. Querían algo atrevido, de alto nivel y verdaderamente único. Lo mejor de todo es que me dieron plena libertad creativa, lo que convirtió el proceso en algo inspirador y agradable". El edificio, con un estilo de chalet moderno, tiene cuatro platas, y este ático de 466 metros cuadrados se sitúa en el punto más alto.
Son muchos los detalles que conforman este proyecto, además de las mencionadas lámparas como "culpables" de todo el diseño. Pues aunque la vivienda incorpora mobiliario a medida, mármoles singulares, acentos artísticos y unos tonos predominantemente suaves, en todo el hogar aparecen "momentos de sorpresa, como una piedra llamativa, una obra de arte especial o una luminaria única". Así que podemos empezar el recorrido por el comedor, donde la pieza que mejor representa el espíritu del proyecto es el aparador creado a medida, de frente escultórico salpicado de esferas en relieve.
Pintado en un tono café con leche de Sherwin-Williams idéntico al de las paredes, se integra con naturalidad en la arquitectura y evita protagonismos forzados, aunque sus relieves y los tiradores, procedentes de la colección personal de Baimakhan, lo convierten en un objeto singular. El interior del mueble, enchapado en madera natural, prolonga la coherencia material junto a la gran mesa a medida. Esta última, de 3,5 metros de largo extensible hasta 5, responde a las necesidades de los propietarios de organizar celebraciones familiares y sociales frecuentes. En la pared del fondo, una obra de Malik Mukanov añade un matiz artístico y ancla el conjunto.
La sala de estar despliega otra cara del proyecto: la del confort envolvente. Sofás en tonos claros, butacas redondeadas con bases de latón y una alfombra suave de Meridiani generan un ambiente recogido sin renunciar a la sofisticación. Una mesa de centro negra contrasta con las mesas auxiliares en mármol y dorado, mientras que un muro revestido en mármol Pietra Viva con vetas grises sobre fondo blanco marca el eje visual.
En paralelo, las dobles puertas de madera de haya constituyen uno de los gestos más rotundos de la vivienda. De líneas minimalistas y con un marco negro que contrasta con los tonos cálidos del interior, sus cristales curvos introducen un juego visual orgánico y rítmico. En la cocina, los propietarios pedían una isla, y la diseñadora consiguió incorporarla con enchufes integrados y almacenamiento funcional, mientras que las superficies se resuelven en mármol Panda italiano de vetas blancas y negras.
En la planta superior se despliegan los espacios más privados. La suite principal ocupa un área amplia y combina tonos pastel con piezas a medida. El baño en suite, terminado en un singular mármol azul con vetas profundas, se concibe como un refugio de spa doméstico, con grifería de la firma italiana Zazzeri y una lámpara de araña de Eichholtz como pieza clave. Los vestidores, diseñados por separado para cada propietario, consolidan el carácter personal del proyecto. Las habitaciones de los niños completan la distribución. La de la adolescente se articula en torno a un tono Tiffany Blue aplicado en paredes y techo, acompañado por un escritorio mostaza, sillas coral de Eichholtz y un cabecero arqueado de Meridiani. En contraste, la del hijo pequeño apuesta por un azul empolvado en paredes y mobiliario a medida, con un mueble mural multifuncional y un panel gráfico estilo LEGO.
Más información: designcraft.art