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El estudio Charles & Co ha sido el responsable de la transformación integral de Villa Cacciarella, construida en 1968, ubicada en un promontorio sobre el mar y originalmente diseñada por el arquitecto Michele Boris, también autor del icónico hotel Il Pellicano. La intervención implicó una reforma completa, tanto de arquitectura como de interiores y paisaje, en colaboración con el arquitecto Matteo Michielin, Squared Architect y el paisajista Enzo Margheriti.
Uno de los principales objetivos fue abrir el interior a las vistas del Mediterráneo, prácticamente ocultas en el estado original. "La vista desde la entrada estaba tapada; fue una de las primeras decisiones de diseño: que al entrar se viera el mar", explica la diseñadora Vicky Charles, al frente del proyecto. Para ello, se reemplazaron las ventanas pequeñas y se ampliaron los huecos. Además, la terraza se extendió para integrarse con la cocina y dar paso a una panorámica completa que abarca hasta Córcega y Cerdeña. Eso sí, la escalera y la chimenea, que hacen que la casa sea acogedora en invierno y otoño, están en sus posiciones originales, pero todas las demás áreas tuvieron que ser remodeladas por completo.
El concepto general fue reinterpretar el estilo de vida de la Riviera italiana de los años 70. Por eso se eligieron piezas originales de la época —como sofás de los años 70 restaurados con mohair de De Le Cuona— y mobiliario vintage adquirido en ferias como Mercanteinfiera, en Parma. También se emplearon papeles pintados y textiles de ZAK+FOX, cuyo fundador comparte con Vicky Charles la fascinación por esta región. Algunos de estos papeles están inspirados en el Parco dei Mostri de Bomarzo.
La paleta de colores y materiales se definió a partir del mármol, elegido pieza por pieza por la propia diseñadora. En total, se utilizaron seis tipos distintos. Entre ellos, destacan el Fior di Pesco en tonos rosa y gris en los dormitorios principales; el mármol Diaspro siciliano para la chimenea y el suelo del bar; Onice Multicolor de Brasil para el aseo; Ombra di Caravaggio, de vetas rojas, en la cocina principal; verde Albachiara para uno de los baños y Calacatta Viola Lilla para la bañera y el lavabo de uno de los baños.
En el bar, al realizar la demolición del anterior, quedó al descubierto una pared de roca natural sobre la que se asienta la casa. Se decidió dejarla vista e integrarla en el nuevo diseño, que incluye madera burl, suelo de mármol y techo de espejo antiguo. La cocina principal esconde tras una puerta secreta una segunda cocina con despensa y acceso independiente. Este espacio permite realizar las tareas de preparación sin interrumpir la vida social en la zona principal, pensada para comer, conversar o simplemente mirar el mar.
La vivienda se organiza en tres niveles. La planta inferior (107 m²) acoge la zona social: cocina, bar, comedor y salón, además de una piscina con terraza de 115 m² equipada con comedor exterior, zona de barbacoa, sofá y mesa de ping-pong. En el nivel intermedio (133 m²) se distribuyen cinco suites, un dormitorio con literas y cinco baños. A esto se suma un apartamento independiente de 65 m² con dos dormitorios, dos baños, cocina, salón, zona de lavandería y jardín privado con vistas al mar.
Los armarios, cocinas y tocadores fueron realizados a medida por Laboratorio Italiano, con acabados en nogal oscuro. Todos los dormitorios están equipados con camas diseñadas ex profeso por Chelsea Upholstery. El jardín fue reestructurado en terrazas para ofrecer varias zonas exteriores diferenciadas, incluyendo una pérgola sombreada con vistas al mar. La intervención ha dotado a la villa de una nueva vida funcional y estética, con todos los elementos pensados para maximizar el disfrute del lugar y su entorno. “Queríamos que esta fuera una casa donde te sintieras de vacaciones desde el momento de tu llegada y que todo estuviera orientado hacia las vistas”, dice Vicky Charles. “La sala de estar de planta abierta, el elegante bar y la amplia vista del atardecer te harán querer ponerte un caftán y no irte”.