- 70 ideas para preparar cenas rápidas y fáciles en media hora.
- Las 90 recetas para el verano: ricas y fáciles de hacer.
- 50 recetas para ir de picnic: ricas, fáciles y originales.
Uno de los mejores avances tecnológicos de la historia fue la invención del congelador. Los congeladores nos dan la posibilidad de prolongar la vida útil de las sobras, tener a mano medio litro de helado en todo momento y, lo más importante, abastecernos de alimentos congelados fuera de temporada.
Pero a veces suceden cosas. Descongelas un poco de pollo en el frigorífico y te olvidas de él. El congelador deja de funcionar y todo acaba derritiéndose. Desperdiciar alimentos en perfecto estado nunca es lo ideal, pero ¿significa eso que deberíamos volver a congelar los alimentos después de que ya se hayan descongelado?
La respuesta puede ser complicada. Una técnica inadecuada puede sacrificar la calidad de los ingredientes o, peor aún, comprometer la seguridad. Así que la próxima vez que tengas pensado volver a guardar algo en el congelador, sigue esta guía.
3 Alimentos que nunca debes volver a congelar
La congelación puede evitar que las bacterias dañinas proliferen en los alimentos frescos, pero también hace que las bacterias existentes entren en estado latente en los alimentos que ya pasaron su mejor momento. La forma en que almacenas los alimentos sin duda puede afectar la velocidad a la que se estropean, pero ciertos ingredientes son inherentemente más susceptibles a las bacterias que otros. A continuación, indicamos algunos alimentos de alto riesgo que no vale la pena volver a congelar.
1 Proteínas que se han descongelado fuera del frigorífico
Existen muchas formas de descongelar carnes, aves y mariscos, pero el método más seguro es dejar que los alimentos se descongelen gradualmente en el refrigerador. Es el método que lleva más tiempo, pero minimiza la cantidad de crecimiento bacteriano, lo que lo convierte en la única forma verdaderamente segura de volver a congelar proteínas crudas. Por otro lado, las proteínas que se han descongelado en la encimera, en el microondas o sobre agua corriente no se pueden volver a congelar.
2 Zumos de frutas
El alto contenido de azúcar del zumo de fruta significa que el proceso de fermentación comienza rápidamente, a veces en cuestión de días. Por lo tanto, si has descongelado concentrado de jugo de fruta, te sugerimos que lo consumas poco después de descongelarlo o lo deseche.
3 Helados
Si bien los demás alimentos mencionados anteriormente no se deben volver a congelar por razones de seguridad, el helado es uno de ellos debido a su calidad. La textura suave y cremosa del helado se debe al proceso de batido, que incorpora burbujas de aire a los productos lácteos a medida que se congelan. Si vuelves a colocar el helado derretido en el congelador, solo obtendrás un bloque de hielo lechoso. Pero no te desesperes, puedes aprovechar el helado derretido reutilizándolo para preparar arroz con leche o batidos.
Alimentos que sí puedes volver a congelar con precaución
1 Proteínas delicadas
Las proteínas que se han descongelado en el frigorífico se pueden volver a congelar, pero eso no significa necesariamente que debas hacerlo. El proceso de congelación hace que el agua de los alimentos se expanda, lo que rompe las paredes celulares y sacrifica la textura y la calidad. Cuando esto sucede con determinados alimentos con estructuras delicadas, como el pescado, puedes hacer que la experiencia de comerlos resulte bastante poco apetecible.
Los expertos recomiendan utilizar pescado y otros alimentos delicados en aplicaciones culinarias que oculten esta textura, como en las sopas, por ejemplo. Pero si tienes pensado utilizar proteínas como plato principal, te recomendamos que no las congeles más de una vez.
2 Alimentos descongelados durante varios días
Los congeladores impiden el crecimiento de bacterias, pero no pueden hacer retroceder el tiempo. Eso significa que los alimentos que están a punto de caducar no se van a enfriar más después de pasar un tiempo en el hielo. Los alimentos perecederos, ya sean crudos o cocidos, tienen sus propios períodos de tiempo antes de que ya no se consideren seguros para comer.
También hay un margen de maniobra según las circunstancias individuales, pero como regla general: si los alimentos han estado descongelados durante tres días, es hora de cocinarlos, comerlos o tirarlos.
