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Cuando hablamos de lechugas, podríamos decir que la lechuga romana es la más popular. Tiene un sabor suave y versátil que la convierte en una base perfecta para casi todo tipo de ensaladas. La lechuga romana tiene incluso la suficiente integridad estructural para resistir rellenos haciendo rollitos y wraps deliciosos. Y, lo más importante, es un producto barato y fácil de encontrar en cualquier supermercado.
Seguro que puedes encontrar habitualmente bolsas de corazones de lechuga romana prelavados en el departamento de frutas y verduras. Pero también hay muchas posibilidades de que la lechuga que encuentras en el mercado o verdulería presente extrañas manchas anaranjadas. Estas manchas generalmente aparecen en la parte más crujiente y verde claro de las hojas de la lechuga, y está claro que no parecen apetecibles para comer.
Pudiera parecer que las manchas nos están indicando que la lechuga no está en buen estado, pero antes de tirar toda la lechuga a la basura te vamos a contar todo lo que debes saber. ¿Qué son exactamente las manchas que aparecen en las lechugas? ¿Cómo se desarrollan estas manchas anaranjadas? ¿Es seguro comerlas?
Desglosamos todo lo que necesita saber sobre las manchas de color óxido en la lechuga romana. Así, la próxima vez que prepares una deliciosa ensalada César casera o wraps de lechuga para tacos de pavo, podrás confiar de que no correrás ningún riesgo para la salud.
Qué son las manchas anaranjadas en la lechuga
Las manchas anaranjadas que puedes encontrar en las lechugas parecen óxido. Pero no hay nada que temer: la oxidación real no tiene nada que ver con este fenómeno. Oficialmente se llaman manchas rojizas y es uno de los trastornos más comunes que pueden afectar a la lechuga.
Pero, ¿cómo se produce la mancha rojiza? Según Marita Cantwell y Trevor Suslow del Departamento de Ciencias Vegetales de UC Davis, se deben al etileno, uno de los compuestos de las lechugas. Este gas es utilizado por determinadas frutas y verduras para acelerar el proceso de maduración. El etileno es también lo que hace que los aguacates se oxiden y los plátanos se vuelvan marrones.
Pero claro, en el caso de productos más delicados, como la lechuga, el etileno puede desencadenar una reacción química que hace que la comida parezca menos apetitosa. Cantwell y Suslow explican que la exposición al etileno promueve la producción de ácidos fenólicos y hace que se desarrollen pigmentos de color marrón anaranjado en la lechuga. Este proceso se acelera cuando la lechuga se envasa en un recipiente cerrado, como un túper o una bolsa de plástico.
¿Es seguro comer lechuga con manchas?
Las manchas de color naranja oscuro en las lechugas pueden hacer sonar la alarma, pero eso no significa que no puedas comerlas. La lechuga con manchas rojizas es completamente segura para comer. Por extraño que parezca, esta decoloración es un defecto puramente cosmético. Siempre que no haya otras señales de advertencia en la lechuga (como viscosidad o mal olor), puedes comerla con total tranquilidad.
Recuerda, en cualquier caso, que es importante lavar siempre bien la lechuga antes de usarla para preparar una ensalada, aunque en la bolsa se indique que está prelavada. Las verduras pueden verse expuestas a bacterias y gérmenes durante el proceso de embolsado, el transporte y el almacenamiento en los estantes del súpermercado.
Si quieres evitar que aparezcan manchas rojizas en las lechugas que guardas en la nevera, Cantwell y Suslow recomiendan guardar la lechuga lejos de frutas y verduras que emiten altas cantidades de etileno como manzanas, aguacates, plátanos y melones.

