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Nos gusta pensar que este proyecto se ha desarrollado desde la naturalidad de recomponer las piezas deterioradas y añadiendo únicamente aquellas que faltaban". Así resume el equipo de Fran Silvestre Arquitectos la rehabilitación de esta antigua masía de 385 metros cuadrados, ubicada en pleno Serrat de la Cadalt, que estaba abandonada y que había que adaptar a las necesidades contemporáneas. Para ello contaron también con el diseño interior de Alfaro Hofmann. Y la forma de afrontarlo fue la misma: "nace primero de comprender y, después, de intervenir lo imprescindible".
Así, se mantiene la volumetría y la tipología original, respetando la dimensión de los espacios existentes y haciendo coincidir cada uno de ellos con una parte del nuevo programa. "Los nuevos habitantes dejaron atrás su vida en Londres para comenzar una nueva etapa en Girona, entre árboles, calma y luz. Quizás este proyecto sea también un buen ejemplo de una idea que comenzó a tomar forma en los años noventa: la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar. La actividad profesional que desarrollaban en Londres continúa intacta, pero ahora se ejerce desde un entorno natural excepcional".
En la planta de acceso se ubican la cocina (que incorpora la triple altura del torreón existente) y el salón orientado hacia las vistas de la Sierra de la Cadalt. En el nivel superior se disponen dos habitaciones, mientras que en la planta inferior se ha reinterpretado el antiguo espacio destinado a los animales como una sala polivalente. El volumen adyacente que en su día albergaba elementos de labranza se ha reutilizado como garaje y, en su planta superior, se ha dispuesto un estudio desde el cual el diseñador Terence Woodgate dirige su trabajo.
El sistema constructivo tradicional en este tipo de masías gerundenses, común en toda la región del Empordà, se basa en muros portantes de piedra caliza de mampostería irregular, unidos mediante un mortero de cal aérea. Las esquinas, los dinteles y las jambas se ejecutaban con sillares bien labrados, que aportaban precisión estructural y estabilidad al conjunto. En el interior, era habitual revestir los paramentos con un enlucido de cal y arena, terminado con una capa de cal apagada. Este acabado permitía facilitar la limpieza y, sobre todo, mejorar la luminosidad de los espacios interiores.
En la intervención actual, tras la reconstrucción y reparación de los muros portantes de piedra caliza, "se ha incorporado una capa de aislamiento térmico a base de corcho, que garantiza un mejor comportamiento energético. Hacia el interior, se ha ejecutado una segunda piel que permite incrementar la luminosidad, mejorar las condiciones de mantenimiento e integrar de forma discreta todas las instalaciones necesarias para el uso contemporáneo de la vivienda". El pavimento, realizado también en piedra caliza, mantiene la coherencia material de la intervención.
El trabajo de interiorismo también abogó por la calma y el deseo de no alterar con elementos innecesarios los espacios. Y en estos casos, el binomio blanco-negro siempre resulta ganador. La intervención de Alfaro Hofmann afina la escala doméstica sin perder el carácter austero de la arquitectura, con superficies continuas, paredes blancas que reflejan la luz natural y un pavimento pétreo que unifica todas las estancias, generando una atmósfera serena y casi meditativa. Las piezas elegidas responden a la misma lógica de contención formal: sofás de volúmenes puros, una chimenea enrasada, luminarias esféricas que apenas reclaman atención, sillas de líneas modernas y una librería que se integra en la pared como si siempre hubiera estado allí.
En la cocina, una larga encimera y los módulos altos en blanco mate refuerzan la idea de continuidad, mientras que la presencia del negro en las superficies de trabajo y en las sillas introduce un contrapunto gráfico sutil. La casa se recorre como un conjunto de espacios conectados por la luz, donde cada transición se resuelve con una precisión casi escultórica. Incluso el baño mantiene esta pureza: volúmenes prismáticos, un espejo circular, griferías mínimas. En el nivel inferior, una chaise longue icónica se convierte en el único gesto decorativo, rodeada de vacío controlado.
Además, la vivienda es completamente independiente desde el punto de vista energético e hídrico, tal y como explica el estudio: "Gracias a la instalación de paneles fotovoltaicos con baterías y a un sistema de aljibes diseñados específicamente, la casa alcanza un alto grado de autosuficiencia. Uno de los aljibes se trasforma en alberca en la que poder refrescarse. Las hectáreas de terreno que la rodean, algunas de ellas cultivadas, producen alimentos más que suficientes para cubrir las necesidades de la pareja británica que habita la masía". Así sí se puede teletrabajar y vivir.
Más información: fransilvestrearquitectos.com































