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Diseñado por Paulo Spessatto Arquitetura para una familia de cuatro, este apartamento de 130 m² responde al sueño de crear un refugio que uniera tecnología y calidez hogareña. Los propietarios, un matrimonio con dos hijos, buscaban un espacio sofisticado con domótica integrada y acabados personalizados, pero que al mismo tiempo transmitiera el aire fresco y desenfadado de una vivienda junto al mar. Desde el inicio, el arquitecto propuso ajustes fundamentales: "El apartamento se compró sobre plano, por lo que pudimos sugerir cambios en puntos eléctricos, de plomería, techo, gas y aire acondicionado". Esa flexibilidad permitió diseñar de manera precisa, sustituyendo los acabados estándar por materiales seleccionados.
El proyecto se articula alrededor de la cocina y la zona de barbacoa, concebidas como espacios abiertos y conectados al comedor con capacidad para ocho personas. "El reto fue crear un espacio que equilibrara la estética y la funcionalidad, permitiendo a los residentes recibir a amigos y familiares en un entorno cálido y acogedor". El resultado es un espacio para la convivencia, con parrilla automatizada, vitrina de cristal a medida y toda la infraestructura necesaria para convertir las celebraciones en momentos memorables.
El salón se abre a continuación con un sofá de 3,20 metros, pensado para acoger "largas sesiones de cine familiar o reuniones relajadas". Un pequeño vestíbulo en la entrada, resuelto con muebles de almacenaje prácticos, organiza la transición desde el exterior hacia el área social.
La atmósfera general se apoya en una paleta de materiales donde la madera natural convive con mármol en puntos estratégicos, herrajes metálicos en tono oro mate y luminarias de autor. Esa mezcla aporta calidez y elegancia, reforzada en espacios como el aseo de cortesía, donde el mármol se combina con un lavabo de piedra tallada. El pavimento de la zona social está revestido con piezas de porcelánico de gran formato, lo que reduce juntas y amplía la sensación de continuidad visual.
Para los dormitorios se eligió un pavimento vinílico, fácil de mantener y con mayor confort térmico, muy adecuado para el uso cotidiano. Así, el dormitorio principal refleja la identidad de los propietarios con un diseño sobrio pero cargado de detalles: tonos neutros, espejos estratégicos, papel pintado texturizado y acentos dorados. La habitación de los hijos, en cambio, está diseñada con un carácter lúdico. Incluye cama auxiliar, espacio para consolas de videojuegos y un escritorio, resolviendo así las necesidades de ocio y estudio. Todo ello dentro de un lenguaje contemporáneo que dialoga con el resto de la vivienda.
La suite de invitados, más sobria, incorpora un panel de piedra natural que funciona como pieza escultórica dentro de un ambiente equilibrado y sereno. Cada baño fue proyectado con un concepto propio: en el principal predominan porcelánicos con vetas doradas y grifería a juego; en el de los niños, azulejos en franjas verticales aportan dinamismo; y en el de invitados se optó por una estética neutra que se adapta a distintos perfiles de usuarios.
Uno de los puntos más trabajados fue la iluminación. Todo el sistema está integrado en la domótica de la vivienda, con escenas programables y circuitos regulables en intensidad. "Todos los circuitos son regulables, lo que permite crear diferentes escenas según el uso y la atmósfera deseada". Los perfiles LED se ocultan en foseados para aportar una luz cálida e indirecta, mientras que los muebles integran focos que resaltan tanto la estética como la funcionalidad en el día a día. Destacan unas lámparas suspendidas con cristales de selenita, piezas artesanales provenientes del sur de Brasil.
Más información: paulospessatto.com.br