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¿Dónde empieza la vivienda y acaba el paisaje? Oculta entre la vegetación de São Roque, en el estado de São Paulo, Casa da Mata es una interpretación contemporánea de la arquitectura brasileña que busca fundirse con el paisaje. Diseñada por Sertão Arquitetos, esta casa de 453 metros cuadrados reinterpreta una vivienda de los años 90 con una intervención que desdibuja los límites entre interior y exterior.
El encargo partió de una premisa clara: transformar una casa convencional con cubiertas inclinadas y pequeñas aperturas en una residencia que se abriera al entorno, con espacios integrados y una conexión más fluida con el jardín y el horizonte. Para ello, se derribaron muros, se reconfiguró la circulación y se reforzaron estructuras, permitiendo ampliar los vanos e incorporar grandes puertas correderas de vidrio que diluyen la frontera entre la casa y su entorno.
Llama la atención la prolongación de los muros longitudinales en un tono terracota, que estructuran el espacio, generan ritmo y refuerzan la identidad visual de la vivienda. Esta solución funciona como elemento de sostén para los balcones metálicos que extienden las estancias al exterior y configuran un recorrido casi laberíntico que enmarca la vista y juega con la percepción del espacio. Además, se perforan estratégicamente para permitir la circulación y generar encuadres que añaden profundidad y textura a la experiencia espacial.
El interior, concebido como un refugio cálido y funcional, apuesta por una paleta de materiales que dialoga con el paisaje. El cemento pulido del suelo proporciona continuidad y refuerza la idea de integración con el exterior, mientras que la madera en los techos añade un matiz de calidez y acompaña la narrativa arquitectónica. Los refuerzos metálicos y los marcos de aluminio, en un tono oscuro, generan un interesante contraste con la materialidad envolvente, mientras que el granito de las encimeras y la isla de la cocina aporta un punto de sofisticación discreta.
En la planta baja, la eliminación de barreras físicas ha permitido la creación de una gran área social en la que el salón, el comedor y la cocina conviven en un mismo espacio fluido. Un gesto clave fue la demolición del antiguo lavabo que interrumpía la relación entre cocina y salón, que ahora se ha reubicado en la zona lateral, permitiendo una mayor sensación de amplitud. La sala de estar, con su chimenea suspendida y mobiliario de líneas orgánicas, refuerza la idea de confort sin artificios.
En el nivel superior, la luz natural se convierte en un elemento estructural más. La apertura de grandes ventanales y puertas correderas en las habitaciones ha transformado los antiguos espacios oscuros y cerrados en ambientes luminosos que prolongan su espacialidad hacia los balcones metálicos, concebidos como plataformas de contemplación. La suite principal, con su propio vestidor y baño, se abre a una terraza cubierta que permite disfrutar del entorno con privacidad.