Uno de los errores más comunes a la hora de cuidar nuestros jardines y huertos, es no conocer la clase de ecosistema al que nos enfrentamos. Por ejemplo, no es lo mismo un campo gallego que uno australiano.
Y es que el tipo de vegetación, el grado de sequía o las condiciones climatológicas, son aspectos fundamentales que debemos tener muy presentes para el correcto crecimiento de nuestras plantas. No obstante, si hay un tema que lleva dando muchos dolores de cabeza en los últimos años, es el del cambio climático.
Pero, ¿qué tienen que ver las malas hierbas con todo esto? Según una investigación internacional liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las plantas que regulan su población mediante factores endógenos pueden ser más resistentes a los efectos del cambio climático.
Para llegar a la conclusión, el estudio tomó como referencias dos de las malas hierbas más comunes en los campos de cereales: el jaramago y la hierba gallinera. Ambas especies son invasoras, y provocan pérdidas millonarias cada año. ¿La buena noticia? Al conocer de antemano qué especies se pueden desplazar a las zonas de cultivo, es mucho más fácil tomar medidas para proteger las cosechas.
Por otro lado, y no menos interesante, el granjero Peter Andrews, quien lleva toda su vida investigando por cuenta propia cómo mantener la fertilidad de la tierra, llegó a una conclusión asombrosa: las malas hierbas también pueden ser nuestras aliadas en la lucha contra el cambio climático.
Basándose en el clima seco y árido de su Australia natal, Peter ideó un nuevo sistema de agricultura basándose en la reconducción del flujo del agua. Se trata de emplear la maleza y las malas hierbas para obstruir el agua de los riachuelos y las presas, aumentando así el nivel de humedad del suelo, y finalmente, haciendo que las plantas crezcan más. En sus propias palabras, ''es como crear esponjas gigantes con malas hierbas''.
Además, las malas hierbas también actúan absorbiendo el dióxido de carbono de la atmósfera, otro factor clave en la lucha contra el cambio climático.
Más información: CSIC
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).