Esta idea funciona como los clásicos filtros de arena que atrapan la suciedad y las partículas del agua, haciendo que queden retenidas y no vuelvan a la piscina.
Materiales:
- un cubo plástico
- cinta de sellado de rosca
- bridas de unos 20mm
- tapones de unos 25mm
- un caño de 25mm y otro de 20mm
- piedra triturada
- 4 reductores de 20 mm para 25 mm
- adhesivo y masilla impermeable
- un paño, algodón o papel
Paso a paso:
1. Haz dos agujeros en el cubo o barreño de plástico, de manera que quepan las bridas. Haz uno en un lateral superior y otro debajo.
2. Coloca los tubos por dentro, enrollados en las bridas. Al inferior, perfórale cuatro hileras de agujeros pequeños por donde escurrirá el agua. Al superior, sólo dos.
3. Coloca el caño en la brida inferior y quita el superior para poder llenar el cubo.
4. Humedece las piedras y colócalas dentro del cubo, creando una base.
5. Cubre por encima con algodón. Presiona hasta que quede uniforme y vuelve a poner una capa de piedras. Vuelve a hacer presión para que quede compacto.
6. Coloca una capa de papel y añade más piedras encima hasta cubrir por completo.
7. Vuelve a presionar, coloca un trozo de paño y cubre por encima con una nueva capa de piedras hasta que alcance la altura del agujero.
8. Una vez terminado, coloca el caño por dentro. Las capas deberán quedar por debajo, bien compactas.
9. Conecta el filtro mediante los reductores a las mangueras de suministro de entrada y salida de agua de la piscina. Fija los extremos con cinta adhesiva o abrazaderas de acero. También puedes asegurarlo con silicona o masilla impermeable.
10. Es hora de ponerlo a prueba. Enciende la bomba y comprueba si hay fugas.