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Aunque estaban felices con su vida familiar, los propietarios de esta casa de obra nueva situada en el tranquilo barrio de Buhaira, en Sevilla, sabían que a su salón-comedor le faltaba algo. A pesar de tratarse de una estancia muy amplia, bañada en luz natural, ni la distribución ni la decoración respondían a sus gustos y necesidades. Su deseo estaba claro: conseguir un espacio que respirase calidez, comodidad y modernidad. Y para ello, recurrieron al estudio Imediterranea.
Lo primero que hicieron desde el estudio fue replantear la distribución. El objetivo era ganar capacidad de almacenaje y una zona de comedor que pudiera usarse a diario sin perder la funcionalidad del área de estar. La solución consistió en crear un mueble a medida que recorriera la pared más larga del salón y se convirtiera en el eje del espacio. Este mueble, diseñado en madera de roble con puertas alistonadas e invisibles, logra varios objetivos a la vez: optimizar la distribución, proporcionar un generoso espacio de almacenaje para todo tipo de objetos –desde vajillas hasta juguetes y libros–, y añadir una dosis de calidez natural.
Así era el salón-comedor original
El mismo espacio después del proyecto
La madera de roble aporta esa conexión con la naturaleza que transforma el ambiente, logrando que el salón se sienta más acogedor y en sintonía con su entorno. Además, para ganar metros y dotar de mayor amplitud al comedor, se diseñó un banco tapizado que se arrimó a la pared, acompañado por una mesa ovalada de roble con el canto rebajado que añade un contraste orgánico a la planta, predominantemente cuadrada.
Así estaba antes del proyecto
El cambio radical del mismo espacio
Otro aspecto esencial del proyecto fue la iluminación, pensada para resaltar las zonas clave del nuevo diseño. En la zona de estar se optó por unos apliques tubulares, con un tejido de lino blanco a rayas negras rematado en terciopelo que añade carácter y sofisticación sin sobrecargar el ambiente. En el comedor, una lámpara colgante tipo medusa en lino blanco con detalles en terciopelo color caldera, ofrece un contrapunto moderno, mientras que la iluminación empotrada se distribuyó estratégicamente para adaptarse a los diferentes usos del espacio.
Con la distribución y la iluminación redefinidas, el siguiente paso fue jugar con los revestimientos de las paredes para añadir textura y calidez. En este punto, las molduras fueron claves para vestir el salón con elegancia. Asimismo, en la zona del mueble de televisión se colocó un papel texturizado tipo lino que contrasta con la terminación natural del roble, concibiendo una armonía visual que invita a la calma.
Los tonos crudos, beige y caldera predominan en la paleta cromática del salón, aportando serenidad y sofisticación. Para personalizar el espacio, se añadieron pufs tapizados con faldones en un tejido étnico de Güell Lamadrid. Los cojines, en diferentes tonalidades de caldera y estampados étnicos, también de Güell Lamadrid, terminan de redondear el conjunto.
El resultado final es un salón que no solo cumple con las expectativas funcionales de la familia, sino que también irradia una calidez envolvente. Un espacio donde la luz natural, los materiales nobles y el diseño consciente se combinan para crear un ambiente acogedor y moderno, ideal para disfrutar en familia o con amigos.
Proyecto e información: Cortesía de Imediterranea.
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).