El tamaño perfecto, la preparación, la forma… ¿sabes distinguirlos todos? Esta dulce pieza de repostería es mucho más que una magdalena recubierta con papel.
No. No son un invento de este siglo. Las primeras recetas de muffins datan del siglo XIX y provienen de la costa Este de Estados Unidos. Desde allí, su fama se extendió y… hasta hoy.
El gusto por los muffins es tal que se calcula que los americanos gastan más de mil millones de dólares al año en ellos y hasta tienen un día nacional, el 20 de febrero. Tal es la pasión por ellos que hasta tres estados ya han elegido el suyo propio.
Moncho López, alma máter de Levadura Madre, los prepara artesanalmente y ha desvelado algunos de los secretos de estas delicias que tal vez, no conocías.
- Lo importante, es el peso.Una magdalena normal pesa entre 75 y 90 gr. Un muffin debería pesar entre 160 y 185 gr.
- La magdalena no tiene sabores, el muffin sí. De hecho, admite una gran variedad de ingredientes que hacen que su sabor sea más que a magdalena.
- Los muffins se adornan. A diferencia de las magdalenas.
- Se preparan con mantequilla. A diferencia de las magdalenas tradicionales, que se elaboran con aceite de girasol u oliva.
- Tienen relleno. Y las magdalenas no. Admiten todo tipo de cremas y mermeladas.
- El muffin no tiene copete. Y sí, las magdalenas sí. ¿Por qué? Por la temperatura a a que se hornea. El muffin se hornea a una temperatura más baja que la magdalena y eso favorece su forma redondeada.
- Su masa es menos esponjosa que la de las magdalenas. Ello se debe porque se hacen con el huevo muy batido.
- Los muffins pueden ser salados. Las magdalenas siempre son dulces.
- La magdalena se seca, el muffin no. Admite cierta carga de humedad que su compañera, no. Y de nuevo, por los tiempos de horneado.
- Su público es la gente joven. Y el de las magdalenas, un público más tradicional. Los muffins ya no se toman sólo en el desayuno. Ahora forman parte de meriendas y almuerzos.
Muffin de arándanos.
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