Lo miras y sospechas que el que te venden es industrial. El obrador Leon the Baker nos da las pistas para distinguir el auténtico pan artesanal.
1 Su forma debe ser irregular
Cuando el panadero prepara cada pieza, esta es única. Si todos los panes son iguales, están hechos con máquinas.
2 ¿La miga es muy blanca? Malo
Querrá decir que se ha elaborado con una harina muy refinada que habrá perdido gran parte de sus nutrientes. La que se estira —como un chicle— ha seguido una fermentación rápida y, por tanto, ha seguido un proceso industrial.
3 Debe durar fresco unos días
El pan artesano se mantiene fresco y esponjoso unos días envuelto en un paño de tela. La típica barra que al día siguiente te encuentras dura y reseca, no es artesana, ¡aunque la llamen así!
4 Pesa, nunca es ligero
Compra una barra en cualquier supermercado y sopésala en la mano. Pues bien: el artesano triplicará su peso.
5 Se digiere mejor
A pesar de que el pan artesano es más pesado, tu aparato digestivo lo prefiere. La masa madre, buenas harinas y una fermentación reposada se traducen en un producto sin grasas, con todas sus propiedades nutricionales y un bajo índice glucémico: 100 gr solo tienen 250 kcal.
6 Es de corteza crujiente
Que además será de color pardo, más gruesa que la del industrial y crunchy al masticarla. Esta textura se mantendrá durante varios días.
7 Huele y sabe bien
Al reposar el tiempo suficiente, se desarrollan los ácidos orgánicos que producen ese exquisito aroma y sabor.






















