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Como jardinero, nada genera tanto estrés como encontrar una de tus plantas favoritas caída y amarillenta por el sufrimiento. Puede haber varias razones por las que tus flores, tus abundantes plantas de hortalizas o tus escultóricas plantas de interior estén "pidiendo auxilio", desde temperaturas extremas hasta plagas que destrozan las hojas. Sin embargo, hay una enfermedad de las plantas que no muestra piedad alguna: la pudrición de raíces.
Esta temida enfermedad fúngica ataca el sistema radicular de las plantas, tanto en macetas como en el suelo, haciendo imposible que las raíces absorban agua y distribuyan nutrientes. Si no se trata, la pudrición de raíces terminará matando la planta e incluso propagándose a otras cercanas.
Muchos dirán que la causa de la pudrición de raíces es, únicamente, el exceso de riego, pero Christian Douglas, fundador de la empresa de diseño paisajístico Christian Douglas Design, con sede en el Área de la Bahía de San Francisco, y autor de "The Food Forward Garden", explica que es mucho más complejo.
"La pudrición de raíces rara vez se debe solo a ‘demasiada agua’, sino que normalmente es el resultado de un mal drenaje, poco oxígeno en el suelo y sistemas que no tienen en cuenta cómo se comporta el agua bajo tierra. Una vez establecida, la pudrición de raíces es difícil de revertir y puede ser devastadora, por lo que la prevención mediante un diseño cuidadoso y una técnica de plantación adecuada es clave".
Cuando el suelo se encharca demasiado, impide que el aire circule alrededor del sistema radicular, creando un ambiente ideal para el moho y las bacterias. La pudrición de raíces también puede desarrollarse por bacterias u hongos presentes en el suelo, como Fusarium y Pythium, que pueden propagarse a través de mosquitas atraídas por la humedad y la materia vegetal en descomposición. Este hongo también puede transmitirse por herramientas de jardinería contaminadas, así que siempre es importante desinfectar tus tijeras o palas favoritas después de cada uso.
Aunque la pudrición de raíces puede ser perjudicial tanto para jardines como para plantas de interior, existen formas de prevenirla y recuperar las raíces afectadas. A continuación, detallamos las señales que la delatan y cómo tratarla, así como el consejo de Douglas para evitarla.
Señales de pudrición de raíces
La pudrición de raíces causa la mayor parte de su daño bajo tierra, pero el aspecto de tus plantas mostrará pronto señales de estrés y deterioro, especialmente en las hojas. Las hojas amarillas y el suelo húmedo suelen ser uno de los primeros indicios de que puedes estar regando demasiado; aunque la planta aún no tenga pudrición de raíces, esta es una de las primeras alertas para reducir la frecuencia de riego y observar si mejora su salud.
Douglas señala que, a simple vista, un riego frecuente mantiene el suelo siempre húmedo, lo que favorece la propagación y el desarrollo de la pudrición de raíces. Él dice: "Animo a mis clientes a regar en profundidad y luego dejar que la tierra se seque ligeramente entre sesiones, lo que fomenta sistemas radiculares más profundos y resistentes".
Las hojas amarillas que además se marchitan y caen son el indicador más común de pudrición de raíces. Otras plagas o problemas pueden causar síntomas similares, por lo que es crucial examinar bien el sistema radicular (más adelante te explicamos cómo) para confirmar si es esta enfermedad. Las plantas sanas tienen raíces de color crema y firmes al tacto; si observas raíces negras, blandas y (peor aún) con mal olor, probablemente tu planta tenga pudrición de raíces y debas actuar de inmediato.
Cómo tratar la pudrición de raíces
Si tu planta sigue viéndose enferma después de ajustar el riego y resolver problemas comunes, es momento de examinar a fondo las raíces. Detectar la pudrición de raíces a tiempo te da más posibilidades de salvar la planta. Así es como puedes revisarla y tratarla:
Saca la planta de su maceta o del suelo.
Retírala con cuidado del sustrato (puedes usar una pala limpia para ayudarte) y quita el exceso con las manos. Luego, enjuaga las raíces bajo el grifo para verlas mejor. Recuerda: raíces negras y blandas son señal de que hay que actuar.
Recorta las raíces afectadas.
Con unas tijeras limpias y desinfectadas, corta todas las raíces y hojas dañadas. Es mejor ser drástico en este punto y quitar todo lo necesario, ya que la pudrición de raíces se propaga con facilidad. También elimina hojas viejas o atrofiadas para que la planta tenga menos que sostener y pueda recuperarse más rápido.
Desecha el sustrato y limpia las herramientas.
Tira inmediatamente el sustrato usado, ya que puede contener esporas del hongo. Luego, lava a fondo tus herramientas y la maceta con agua caliente y jabón, y desinféctalas con alcohol o con una mezcla de lejía para eliminar cualquier espora restante.
Si el problema está en un bancal elevado o directamente en el jardín, considera identificar el hongo exacto. Hay fungicidas generales para tratar la pudrición de raíces, pero un profesional puede recomendarte el más adecuado para tu caso.
Vuelve a plantar en sustrato nuevo.
Elige una maceta con suficientes orificios de drenaje para que el exceso de agua salga. Douglas dice: "Cuando trabajamos con macetas, donde el ambiente de la tierra es fijo, una capa de material poroso (grava o piedras pequeñas) y los orificios de drenaje en la base son imprescindibles. Sin salida para el agua, el sustrato permanece saturado, las raíces se asfixian y la pudrición de raíces se instala rápido".
En cuanto al sustrato, evita usar tierra del jardín, ya que suele ser demasiado densa y retiene demasiada humedad. Douglas recomienda buscar "un sustrato ligero y esponjoso que drene rápido pero retenga la humedad justa". Si plantas directamente en el suelo, mezcla materia orgánica (como compost), perlita o vermiculita para mejorar el drenaje.
Cómo prevenir la pudrición de raíces
Prevenir la pudrición de raíces desde el momento en que plantas es la mejor defensa. La buena noticia es que evitarla es sencillo si tomas decisiones de plantación conscientes desde el inicio.
Elige bien tus plantas.
Douglas recomienda analizar las condiciones de tu jardín antes de plantar. Así sabrás qué especies prosperarán mejor. Él afirma: "Algunas plantas son más tolerantes al agua que otras. Si trabajas en zonas húmedas o sombrías, opta por especies que toleren la humedad o se adapten a condiciones variables".
Evita especies sensibles como suculentas, lirios de paz o cintas si sueles regar de más.
Prepara la zona antes de plantar.
Si tu suelo es arcilloso y retiene mucha agua, considera usar bancales elevados o drenajes franceses para mover el agua de forma más eficiente. Douglas añade: "Usamos bancales, ajustes de pendiente o capas de grava y tuberías perforadas para alejar el agua de las raíces. No se trata de luchar contra la humedad, sino de trabajar con ella de forma inteligente".
Mantén el suelo.
Investiga el tipo de suelo que prefieren tus plantas antes de añadir nuevas. En general, las hortalizas de raíz como zanahorias y rábanos prefieren suelos arenosos, mientras que flores como los delfinios prosperan en suelos francos (mezcla de arena, limo y arcilla). Añadir compost antes de cada temporada mejora la nutrición y el drenaje.
Riega según necesidad.
En lugar de regar varias veces por semana, comprueba la humedad metiendo un dedo 2 o 3 cm bajo la superficie. Si está seco, haz un riego profundo para fomentar raíces más resistentes, tal como recomienda Douglas.
