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Nos encantan las plantas y tenemos muchas razones para cultivarlas, pero la albahaca ofrece más ventajas que no podemos obviar. No sólo tendrás una planta fácil de cultivar y una deliciosa hierba aromática para cocinar, sino que también es una planta decorativa, sus flores son perfectas para los polinizadores, tiene propiedades para mejorar tu bienestar y protege tus tomateras e incluso flores para el jarrón.
Qué es y para qué sirve la albahaca
La albahaca dulce es la más utilizada en la gastronomía italiana para preparar la salsa pesto y para enriquecer las recetas de ensaladas, sobre todo en estilo caprese, con sus hojas frescas. Hay variedades como la albahaca genovesa y la napolitana, fáciles de encontrar en paquetes de semillas, pero lo bueno de cultivar tu propia albahaca es que se puedes experimentar con distintas variedades, como todas las que vas a descubrir a continuación.
Variedades de albahaca
- Prueba la albahaca morada, que aporta un sabor profundo a los platos y es bonita en una maceta, incluso tiene propiedades como exfoliante.
- Sin embargo, las hojas flexibles y onduladas de la albahaca púrpura rizada dan un toque de albahaca relativamente suave a una ensalada de hojas mixtas.
- La albahaca griega es igual de vistosa. Tiene pequeñas hojas ovaladas y puede podarse en bonitas formas redondeadas, ideales para pequeñas macetas colocadas en mesas al aire libre, sobre todo porque también es una planta antimosquitos muy eficaz para repeler todo tipo de insectos.
- La albahaca limón aporta una pizca de sabor cítrico, perfecto para un agua aromatizada o una infusión, que puedes hacer al añadir hojas frescas al agua caliente.
El mundo de la albahaca no acaba aquí: busca la albahaca canela, que aporta una cálida especia ideal para adobos; las pequeñas hojas de la albahaca Blue Spice, que tienen un interesante sabor a vainilla y regaliz; y la popular albahaca tailandesa, muy aromática para preparar una buena receta con curry.
Cómo se cultiva la albahaca, paso a paso
Merece la pena sembrar varias tandas con algunas semanas de intervalo para conseguir una generosa cosecha de albahaca durante todo el verano. Puedes sembrar en interior en cualquier época del año, pero necesitas mucho calor y luz, por lo que la primavera es el momento ideal para ponerte manos a la obra.
¿Cómo planto la albahaca?
Es muy fácil. Llena una bandeja (semillero) con compost sin turba y riega muy ligeramente. Introduce un par de semillas en cada celda, a no más de 5 mm de profundidad. Guarda esta siembra en un lugar cálido y luminoso, pero alejado de la luz solar directa.
La germinación debería producirse en dos semanas. A la albahaca no le gusta el exceso de agua, así que pon cuidado en el riego. Después de ver los primeros brotes, espera a que aparezcan algunas hojas, que se parezcan a la planta de albahaca definitiva, antes de transplantar cuidadosamente cada plántula en su propia maceta pequeña. Lo mejor es empujar el plantón con la tierra de cada celda, en lugar de tirar de él, ya que es muy fácil dañar las raíces de la albahaca. Puedes seguir plantando albahaca en macetas a medida que crezcan y mantener la planta en el interior, o puedes prepararla para la vida en el exterior...
Algunas variedades de albahaca cultivadas en el exterior pueden alcanzar un metro de altura. Y si se dejan florecer, su aspecto es espléndido: las espigas de flores rosas, moradas o blancas atraen a los polinizadores, y unos cuantos tallos que se llevan a casa se convierten en magníficas flores cortadas.
Cómo mantener una planta de albahaca
En seis semanas, las plántulas de albahaca estarán listas para se transplantadas en el exterior. Asegúrate de que haya pasado todo riesgo de heladas y, si quieres, saca las macetas fuera duran durante el día para ayudar a aclimatarlas. Puedes plantar las plantitas de albahaca en una maceta más grande, a una jardinera con otras plantas o directamente en el suelo de tu jardín. Asegúrate de que el compost o la tierra sean ligeros y drenen bien, y elige un lugar soleado para tus hierbas.
La albahaca es una planta anual tierna que necesita protección contra las heladas e incluso las noches frías, así que métela en casa antes de que llegue el frío otoñal. Mantén a las babosas a alejadas de la albahaca, porque les encanta esta hierba, que es susceptible a un moho llamado botritis. Para reducir el riesgo de ambas, riega las plantas por la mañana y evita salpicar las hojas con agua.
Beneficios de la albahaca
Puedes arrancar alguna hoja para guarniciones y cócteles, pero para cosechar un manojo, lo mejor es llevar unas tijeras de podar a la planta y hacer un corte en la parte baja del tallo, justo por encima de un par de hojas. Así, la planta seguirá creciendo fuerte y sana.
Para guardarla, trátala como una flor cortada: recorte los tallos antes de colocarlos en un tarro con agua fría. También puedes lavarla, secarla y envolverla en papel de cocina antes de meterla en una caja o bolsa de plástico y guardarla en el frigorífico. De cualquier forma, la albahaca se mantendrá fresca durante una semana.
Además de los usos en la cocina, las hierbas aromáticas en general son fantásticas plantas decorativas, y la albahaca no es una excepción. Plántala debajo de tus tomates (o pon unas cuantas macetas en el invernadero) y te ayudará a evitar una plaga de pulgones.
También puede utilizarse para el mejorar tu bienestar. Una forma sencilla de aprovechar parte de ese poder es preparar un aceite de albahaca para masajes: infusionar unos puñados de la hierba fresca en un tarro hermético de aceite de coco sin aroma durante unas semanas para captar los aceites esenciales.