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Los 8 errores más comunes al lavar los platos y cómo evitarlos para mantener la vajilla como nueva

Lavar los platos puede parecer sencillo, pero hay errores que dañan la vajilla. Te contamos los más habituales y cómo solucionarlos fácilmente.

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errores al lavar los platos
Jonathan Kitchen//Getty Images

La cocina es el corazón de la casa: allí preparamos los alimentos, compartimos momentos en familia y organizamos parte de la vida diaria. Sin embargo, también es uno de los espacios donde más bacterias y suciedad pueden acumularse. Por eso, mantener una correcta higiene en la cocina es mucho más que una cuestión de orden o estética; es un hábito clave para cuidar la salud y garantizar la seguridad alimentaria.

Uno de los aspectos fundamentales es la limpieza de los utensilios de cocina, la vajilla y los vasos. Estos elementos entran en contacto directo con la comida todos los días, por lo que, si no se lavan adecuadamente, pueden convertirse en focos de contaminación. Restos de grasa, partículas de alimentos o manchas de detergente mal aclaradas son caldo de cultivo para bacterias que después pasan a los platos que servimos en la mesa.

La importancia de la higiene en la cocina y la limpieza del menaje

A veces pensamos que pasar una esponja rápidamente es suficiente, pero la realidad es que una limpieza descuidada puede tener consecuencias. Por ejemplo, usar un estropajo demasiado gastado o no enjuagar bien los vasos puede dejar residuos invisibles que afectan al sabor y, lo más importante, a la higiene. Además, una vajilla o unos cubiertos mal lavados dan mala impresión a los invitados y restan brillo a la presentación de la mesa.

Mantener buenos hábitos de limpieza no es complicado, pero requiere constancia. Lavar los platos justo después de comer evita que la suciedad se incruste, usar agua caliente ayuda a eliminar mejor la grasa y elegir el detergente adecuado asegura un resultado más higiénico. También es recomendable cambiar con frecuencia las bayetas y esponjas o estropajos, ya que son uno de los objetos que más bacterias acumulan en la cocina.

Los vasos y copas merecen una mención especial: muchas veces pierden brillo por culpa de restos de cal o jabón. Un buen aclarado y, cuando sea necesario, un repaso con vinagre blanco, ayudan a que se mantengan transparentes y relucientes. Los utensilios de madera, como cucharas o tablas de cortar, también requieren cuidados específicos, ya que absorben líquidos y pueden retener olores o bacterias si no se lavan y secan correctamente.

En definitiva, la higiene en la cocina empieza por algo tan sencillo como lavar bien lo que usamos a diario. No se trata solo de tener platos limpios, sino de prevenir riesgos para la salud, alargar la vida útil de nuestro menaje y disfrutar de un espacio agradable y seguro. Aquí te vamos a desvelar los errores más comunes que cometemos al lavar los platos.

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Usar demasiado detergente

cómo lavar platos en el fregadero
Getty Images

Si tu fregadero parece un baño de espuma cuando lavas los platos, casi con total seguridad estás usando demasiado detergente. No hace falta una gran cantidad de burbujas para que la vajilla quede limpia, especialmente en el lavavajillas. Lo recomendable es empezar con la dosis mínima indicada por el fabricante y aumentar poco a poco hasta encontrar la cantidad justa para que los platos salgan realmente limpios. Usar más de la cuenta no solo deja residuos que hacen que los vasos queden blanquecinos, sino que además esos restos pueden acabar en tu boca.

También importa qué contiene el jabón. Conviene evitar detergentes con lejía, triclosán u otros antisépticos agresivos, ya que contribuyen a la aparición de bacterias resistentes. Lo cierto es que basta con un detergente sencillo y agua caliente para higienizar la vajilla, sobre todo en el lavavajillas.

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Desperdiciar agua

gastar agua al lavar los platos en el fregadero
Carol Yepes//Getty Images

Cuando se trata de ahorrar agua, no hay comparación entre fregar a mano y usar un lavavajillas. Un lavavajillas con certificación Energy Star puede consumir tan solo 11 litros de agua por ciclo, mientras que fregar a mano puede llegar a gastar hasta 100 litros por tanda. Mira los los 6 mejores lavavajillas por su eficiencia y precio.

Si vas a llenar el lavavajillas y ponerlo en marcha, evita el prelavado y simplemente raspa los restos de comida de los platos. En cambio, si lo llenas poco a poco durante un par de días, entonces sí conviene darles un enjuague rápido antes. Un truco útil es reutilizar agua: por ejemplo, la de cocer la pasta, la del aclarado de otras piezas o incluso la que recoges mientras esperas a que salga caliente la ducha. Así evitas gastar de más.

Eso sí, no todo se puede meter en el lavavajillas y no todo el mundo dispone de uno en casa. Para reducir el consumo de agua fregando a mano, instala un grifo de bajo caudal o un aireador. Y recuerda: cierra el grifo mientras enjabonas y utiliza un barreño pequeño en lugar de aclarar cada pieza bajo el chorro. Con estos gestos simples puedes ahorrar una cantidad considerable de agua cada semana.

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Lavar con esponja

estropajo para lavar platos
getty

Lo más probable es que tengas una auténtica bomba de gérmenes justo al lado del fregadero. Las esponjas pueden contener miles de bacterias por centímetro, incluyendo E. coli y Salmonella. Los huecos que ayudan a eliminar restos de comida pegados son también el lugar perfecto para que los gérmenes se acumulen y se multipliquen.

La solución es sencilla: usa un estropajo sin esponja -o un paño de cocina- de fibras naturales. Es cierto que los trapos también pueden acumular bacterias, pero con el cuidado adecuado son una alternativa mucho más higiénica. Basta con colgar el trapo lejos del fregadero para que se seque por completo entre usos, cambiarlo cada día por uno limpio y lavarlos junto con la colada. Un buen truco extra es secarlos en la secadora o al sol, ya que el calor ayuda a eliminar bacterias y alarga la vida del tejido. De este modo, tu cocina estará más limpia y tu vajilla realmente higienizada.

No te pierdas los trucos de una experta en limpieza para desinfectar el estropajo.

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Lavar los platos en un fregadero o lavavajillas sucios

grifo de caño alto dorado
Rocío Aguado Photography

¿Lavarías los platos en el baño? Si no limpias tu fregadero, en realidad podrías estar haciendo algo aún peor. El fregadero de la cocina puede contener hasta 100.000 veces más gérmenes que el baño o el propio váter. Por eso es fundamental desinfectarlo a diario. Una forma sencilla y ecológica es limpiarlo con vinagre y bicarbonato o con vinagre y sal.

El lavavajillas tampoco está libre de problemas: el calor y la humedad crean el entorno perfecto para que crezcan moho y bacterias. Si notas mal olor al abrirlo, significa que ya va tarde una limpieza. Para mantenerlo en buen estado, pon un ciclo vacío de vez en cuando con una taza de vinagre y otra de bicarbonato. No olvides revisar y limpiar el filtro con regularidad, ya que allí se acumulan restos de comida.

Mantener el fregadero y el lavavajillas limpios no solo es una cuestión de higiene, sino que garantiza que tu vajilla realmente salga desinfectada y sin malos olores.

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Usar el triturador de basura

fregadero con triturador de basura
Bill Boch//Getty Images

Es cierto que en España no son habituales pero es tentador lo cómodo que resulta tirar los restos de comida y las sobras directamente al triturador de basura del fregadero, pero no es nada eficiente. Estos aparatos consumen unos 34 litros de agua al día y, además, eliminar los desechos en la planta de tratamiento de aguas residuales supone un gasto energético considerable.

La alternativa más sostenible es compostar los restos orgánicos. Puedes hacerlo incluso dentro de casa con los sistemas adecuados, y así transformas los desechos en un recurso útil para plantas y jardines. Si no tienes opción de compostaje, la investigación muestra que tirar los restos al contenedor de basura orgánica es, en términos medioambientales, mejor que usar el triturador.

Pequeños cambios como este no solo ahorran agua y energía, sino que también ayudan a reducir el impacto ecológico de la cocina diaria.

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Lavar de forma inadecuada

sartén de hierro fundido
Le Creuset

No todo se puede lavar de la misma frma ni con los mismos productos. Usar el método incorrecto puede estropear los utensilios de cocina más rápido de lo que imaginas. Por ejemplo, nunca uses jabón en una sartén de hierro fundido. Lo ideal es limpiarla con un cepillo rígido y agua caliente. Después, sécala bien al fuego y úntala con un poco de aceite resistente a altas temperaturas mientras aún esté caliente. Así la mantendrás protegida y durará toda la vida.

Tampoco debes meter nunca en el lavavajillas los utensilios de madera como cucharas, tablas de cortar o mangos. La humedad y el calor extremo hacen que la madera se hinche y se agriete. Lo mejor es lavarlos a mano y evitar dejarlos en remojo.

En cuanto a los cuchillos de cocina, salvo los de mesa más básicos, no deberían ir al lavavajillas. Lavarlos a mano mantiene el filo por más tiempo y evita que se dañen las uniones de los mangos.

Y aunque pueda parecer tentador meter cazuelas y sartenes muy sucias en el lavavajillas, lo cierto es que fregarlas a mano es la opción más segura. Los detergentes agresivos pueden dañar recubrimientos antiadherentes o acabados de cobre, y el roce entre piezas puede dejar rayones o mellas.

Un buen lavado adaptado a cada material no solo protege tu menaje, sino que también prolonga su vida útil y te ahorra dinero a largo plazo.

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Cargar mal el lavavajillas

colocar bien la vajilla en el lavaplatos o lavavajillas
Getty Images

Si alguna vez has discutido sobre cómo colocar los platos en el lavavajillas, ya sabes que es un tema delicado. Y lo cierto es que hay una manera correcta… y muchas incorrectas. Sobrecargar el lavavajillas no solo deja los platos sucios, sino que también dejará restos de jabón. Los objetos necesitan espacio para que el agua pueda circular libremente.

Las cazuelas, tazones y cuencos deben ir en la bandeja superior, siempre orientados hacia los aspersores de agua. Eso significa que los que estén al fondo deben mirar hacia fuera y los que estén delante hacia dentro. Como regla práctica: si no puedes ver el interior de un plato o cuenco desde abajo, significa que no está colocado de forma que se limpie bien.

El mejor consejo: consulta el manual de tu lavavajillas. Allí encontrarás diagramas con la forma más eficiente de cargarlo. Los fabricantes diseñan y prueban sus modelos para que funcionen al máximo rendimiento cuando se usan tal y como indican sus instrucciones. Con una carga adecuada, ahorrarás agua, energía y te asegurarás de que toda la vajilla salga realmente limpia.

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No desinfectar correctamente

Mantener la cocina limpia y una buena higienización de la vajilla es clave para evitar la propagación de bacterias dañinas. Lo recomendable es lavar los platos con agua bien caliente, lo suficiente como para necesitar guantes. Antes de encender el lavavajillas o llenar el fregadero, deja correr el grifo para asegurarte de que sale a la máxima temperatura (puedes aprovechar esa agua para enjuagar previamente o incluso para regar plantas). Y muy importante: lava siempre al final los utensilios que hayan estado en contacto con carne cruda para evitar la contaminación cruzada.

Otro error común es reutilizar paños sucios. Si un trapo ya ha secado tus manos o la encimera, no debería volver a tocar los platos. Usa siempre un paño de cocina limpio o, mejor aún, un escurreplatos que mantenga la vajilla levantada y permita que se seque al aire. Evita las alfombrillas absorbentes, porque atrapan calor y humedad, lo que favorece la proliferación de bacterias y moho.

Con estos hábitos, no solo evitas enfermedades, sino que también garantizas una cocina más segura e higiénica en el día a día.

Vía: Prevention US
Traducido y editado por Puri Ramón