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Siendo honestos: ordenar la casa y deshacerse de cosas puede ser un auténtico rollo. Por más ímpetu con el que encaremos una jornada de limpieza y organización en casa, al final del día seguimos sentado sobre un buen montón de cosas, tomando poco a poco decisiones difíciles sobre si quedártelas o no. Y, casi sin darte cuenta, se te ha pasado toda la tarde sin saber cómo eliminar o deshacerte de determinadas cosas.
Hay objetos especialmente difíciles de clasificar, cosas que te dan ganas de volver a meterlas en el cajón y olvidarte de que existen. ¡Pero no te desanimes! Aquí te vamos a dar ideas para ordenar o reciclar 7 de las cosas más irritantes que almacenamos en casa, para que no tengas que preocuparte cuando inevitablemente te las encuentres.
1. Recibos
Todos acumulamos un montón de recibos en casa. ¿Cómo es posible que haya tantos? Los vamos guardando con cada compra “por si acaso”, o nunca llegas a sacarlos del bolso. Pero que no cunda el pánico. Revisar los recibos no tiene por qué ser tan pesado. Lo único importante es comprobar para qué sirve cada uno, y ya está. Las únicas razones para conservarlos son: como justificante de compra para una garantía, por tus derechos como consumidor, para la declaración de impuestos o si se trata de artículos de gran valor que quieras revender más adelante. Estos conviene archivarlos y ponerles fecha para guardarlos de forma segura. El resto puedes triturarlos.
Si no tienes trituradora y planeas tirarlos a la basura (ojo: por lo general los recibos no se pueden reciclar debido al tipo de papel en el que están impresos), asegúrate de que tu información de tarjeta no aparezca completa en el recibo. A veces ocurre si te dan la copia del comerciante. En ese caso, tendrás que destruirlos antes de desecharlos.
2. Moneda extranjera
Una de las cosas que más pesan y que resulta incómodo deshacerse de ellas es la moneda extranjera, sobre todo las monedas. Cuando vuelves de vacaciones, normalmente no tienes suficiente cantidad como para cambiarla, pero sí la suficiente para que acabe en los cajones y ensuciando todo lo que toca. Pero claro, no puedes tirarla: al fin y al cabo, es dinero.
Si no crees que vayas a utilizar esa divisa en el futuro, muchas organizaciones benéficas la aceptan. Oxfam, por ejemplo, recibe donaciones por correo, y también puedes usar los cajeros TravelersBox que hay en los aeropuertos. Si decides guardar alguna moneda para más adelante, lo mejor es guardarla en un monedero, en lugar de dejar que se disperse por los cajones.
3. Cargadores y cables
A medida que vamos renovando el móvil, la tableta, la cámara, el e-reader o el portátil, es fácil acabar acumulando un sinfín de cargadores y cables enredados. El problema es que nos resistimos a tirarlos por miedo a necesitarlos más adelante. Así, poco a poco, terminan ocupando uno o dos cajones enteros.
Para los cables que realmente usas, deslíalos y organízalos con bridas o cintas para mantenerlos compactos y ordenados. También puedes ponerles etiquetas si temes olvidar a qué dispositivo pertenecen. Con los que no utilizas, o ya no recuerdas para qué sirven, primero comprueba que tienes los cables necesarios para tu tecnología del día a día, incluidos los aparatos de uso ocasional, como la impresora. Si estás seguro de que ya no los necesitas y siguen en buen estado o pueden repararse, llévalos a reciclar. En España puedes depositarlos en un punto limpio o en contenedores específicos para aparatos electrónicos.
No guardes ni utilices cables que presenten signos evidentes de daño.
4. Papeles viejos
Cada día nos llega todo tipo de papeleo al buzón: desde facturas de casa hasta documentos de seguros y extractos bancarios. La pila crece enseguida. Una vez que los hemos revisado, surge la duda: ¿los guardamos o los tiramos? Y si los tiramos, ¿cuál es la mejor forma de hacerlo sin correr el riesgo de que roben nuestra información?
Para empezar, los únicos documentos que conviene conservar son:
- Certificados de nacimiento, matrimonio, pareja de hecho, divorcio, adopción y defunción
- Testamentos y poderes notariales
- Escrituras de la casa y contratos de alquiler
- DNI, pasaportes y documentos de identidad
- Certificados de seguros
- Resultados de exámenes y títulos académicos
- Documentos de pensiones
- Certificados médicos y registros sanitarios
- Cartillas y certificados médicos y de vacunación de mascotas
- Documentos de hipoteca
- Documentos de la Agencia Tributaria
Los extractos bancarios y las facturas de suministros deben guardarse al menos durante un año antes de desecharlos, en muchos casos también se pueden consultar online. Hacienda recomienda conservar las nóminas al menos 22 meses después del final del año fiscal en el que se emitieron. Puede ser recomendable ampliarlo si percibes un salario variable. Los certificados de seguro deben guardarse, aunque gran parte de la información de la póliza ya está disponible en tu cuenta online; conviene comprobarlo antes de destruir nada. Aquellos que sean autónomos o tengan que presentar declaración de impuestos deben mantener ciertos documentos durante más tiempo; lo mejor es confirmarlo con la Agencia Tributaria correspondiente.
La mejor forma de destruir papeles que ya no necesitas es triturarlos. Si no dispones de trituradora, cualquier documento con información personal se puede cortar a mano con tijeras o con tijeras especiales para papel.
5. El desorden de otras personas
A veces, otros miembros de la familia también acumulan mucho desorden. Puede resultar muy difícil y frustrante organizar sus cosas, ya que implica tomar decisiones en su nombre. De hecho, no lo recomendamos, porque podrías deshacerte de algo que para ellos tenga valor. Siempre que sea posible, lo mejor es implicarlos en el proceso, para que comprendan el esfuerzo que conlleva y puedan controlar su propio desorden en el futuro.
Esto puede ser especialmente útil con los niños pequeños. Además, nos ayuda a no aferrarnos a objetos dudosos: el propio dueño puede mostrarte qué significan para él y darte una nueva perspectiva.
Si estás organizando pertenencias después del fallecimiento de un ser querido, se trata de un proceso muy difícil y sensible. No es frustrante, sino profundamente emocional. Lo más recomendable es hacerlo poco a poco, empezando por los objetos con menos carga sentimental y dejando para el final los que más recuerdos evocan. Contar con otra persona puede ayudarte a tener una visión más clara y objetiva. Procura no perderte demasiado en los recuerdos mientras ordenas, ya que esto consume tiempo y desanima; lo ideal es reservar otro momento específico para revivir esas memorias. Sé paciente contigo mismo mientras avanzas en este proceso.
6. Cuchillos de cocina
Con los años solemos acumular muchos cuchillos de cocina, que pueden astillarse, oxidarse o agrietarse por el mango, lo que los hace inutilizables. Pero, ¿cuál es la mejor manera de deshacerse de ellos? Aunque estén en mal estado, siguen siendo peligrosos y no se pueden tirar simplemente a la basura.
Para eliminar cuchillos de cocina viejos, primero hay que asegurar bien la hoja envolviéndola en cartón. Fíjala con cinta adhesiva y asegúrate de que quede sellada y no pueda soltarse ni atravesar el envoltorio. Después, colócala dentro de un recipiente cerrado y resistente, marcando en el exterior: “CONTIENTE CUCHILLO AFILADO – MANEJAR CON CUIDADO.”
A menudo, los cuchillos de cocina pueden reciclarse en tu punto limpio local, aunque conviene llamar antes para confirmarlo. Cuando lo entregues, explica claramente lo que contiene. Si tu cuchillo se ha desafiliado, intenta restaurarlo con un afilador antes de deshacerte de él.
7. Utensilios de cocina
Nos encantan los electrodomésticos de cocina. Hervidores, tostadoras, cafeteras, microondas, exprimidores, batidoras y muchos más llenan nuestras encimeras y los usamos a diario. Pero, cuando llega el momento de reemplazarlos o actualizarlos, ¿qué deberíamos hacer con los modelos antiguos?
Si todavía funcionan, siempre existe la opción de ponerlos a la venta en plataformas como Wallapop o Vinted para ganar algo de dinero. O, si están en buen estado, probablemente también los acepten en tiendas benéficas locales. Conviene comprobarlo antes y tener en cuenta que los electrodomésticos grandes suelen no aceptarse (aunque siempre merece la pena preguntar). Si el aparato eléctrico está roto, también existe la opción de reciclarlo. Puedes usar plataformas en tu ciudad para encontrar puntos de recogida cercanos donde dejarlo.