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Como editora de consejos para el hogar de GoodHousekeeping, puedo decir que he probado una buena cantidad de métodos para ordenar. He utilizado el método de la pista de esquí en mi dormitorio y he encontrado soluciones en los 5 métodos para ordenar la casa según una profesional. Pero un método muy popular últimanete que aún no había probado es la limpieza sueca de la muerte, hasta ahora.
Mi salón estaba siempre desordenado, así que me pareció un buen lugar por el que empezar. Sin embargo, nunca esperé que el método tuviera el impacto que tuvo y que lograra tanta organización. Esto es lo que sucedió cuando probé la limpieza sueca de la muerte.
Qué es la limpieza de Muerte Sueca
Margareta Magnusson introdujo la técnica de limpieza sueca de la muerte en su libro El arte sueco de ordenar antes de morir. Suena un poco escabroso, pero el propósito es importante. La idea es quitarle a sus seres queridos la carga de ordenar y limpiar después de que hayas fallecido, de modo que solo te quedes con los elementos esenciales y los que tienen más significado.
Si bien inicialmente estaba pensado para personas mayores, puede ser relevante a cualquier edad cuando el desorden empieza a acumularse en casa. Es una forma de mentalidad diseñada para ayudarnos a pensar en el verdadero valor de los elementos a medida que los ordenas.
Cómo descubrí el método de la Muerte Sueca
Ropa
Magnusson recomienda empezar con los artículos más grandes y luego ir bajando hasta los más pequeños, dejando los artículos con valor sentimental para el final. Esto te permitirá avanzar mejor desde el principio y te motivará a continuar.
En mi caso y en el de mi salón, eso significó ocuparme primero de los artículos que estaban en el suelo, es decir, dos bolsas de basura grandes que estaban llenas de ropa y pegadas a una pared. Eran los restos de la última vez que ordené mi armario, ¡pero nunca logré clasificarlas! Rápidamente revisé y ordené los artículos en función de lo que se podía donar, vender o tirar. Esto funcionó bien porque la ropa es una de las categorías más fáciles de clasificar, según Magnusson; los artículos fáciles son aquellos que son "extensos y no tienen demasiada conexión sentimental".
Magnusson dice que debes informar a tus familiares y amigos de lo que estás haciendo, ya que podrían querer ayudar o podrían estar interesados en lo que estás regalando. Lamentablemente, no vivo lo suficientemente cerca como para recibir esa ayuda, pero mi sobrina y la hermana pequeña de mi pareja sí que estaban interesadas en un par de bolsos de los que me estaba deshaciendo. Todo lo que hizo falta fue un mensaje de WhatsApp para comprobarlo. Tenía pocas esperanzas, pero la emoción y el entusiasmo que recibí a cambio me tomaron por sorpresa y me impulsaron a seguir adelante. En cuanto a lo que quedaba en las bolsas de basura, las trasladé junto a la puerta de la cocina, para que no se echaran en falta en el futuro; las doné unos días después.
Libros
Luego pasé a la estantería, en parte porque estaba tan llena que los libros habían acabado apilados en el suelo, y también porque supuse que no tendrían ningún valor sentimental. Solo tengo dos estantes dedicados a los libros, pero me sorprendió la cantidad de ellos que había metido en ese espacio. Me apresuré a revisarlos y a quitar los que ya había leído, así como los que probablemente nunca leería. Había muchos libros que nos habían regalado por cumpleaños y Navidad, y me sentí culpable por sacarlos, pero sabía que nunca los iba a leer, así que tuvieron que buscar a un nuevo hogar. Magnusson dice: "Nunca me sentiré culpable por no guardar los regalos para siempre. Estar agradecido y feliz por un regalo cuando lo recibes es algo diferente, porque esa gratitud no está relacionada con el regalo en sí, sino con quien lo regala".
Me imaginé cuánto podría disfrutar alguien más con estos libros, y eso me ayudó a seguir adelante. De hecho, ofrecí un par de libros a miembros de la familia que pensé que podrían interesarse: un libro de coches de Bond 007 a mi padre y dos libros de costura a la madre de mi pareja. Una vez más, dijeron que les encantaría tenerlos en su mesa de café, y mis esfuerzos se sintieron recompensados.
Cuando terminé, había sacado una buena pila de libros. Mi pareja miró lo que había elegido y quiso guardar algunos. Me sentí un poco frustrada, admito que fue como dar dos pasos atrás, pero siempre es importante comprobar lo que se está descartando de otras personas de la casa: ¡después de todo, también son sus libros!
En total, logré sacar 24 libros de dos estantes, lo que marcó una gran diferencia en su apariencia. Hablando de eso, aproveché la oportunidad para organizarlos por tipo de libro y altura, para que se vieran mucho mejor en el estante. Los libros de recetas y de tapa dura se colocaron en el estante inferior, mientras que los libros de bolsillo y los cuadernos se alinearon en la parte superior. Mi estantería cambió por completo en unos 30 minutos. Si bien todavía parecía llena, no estaba abarrotada y ya no había libros por el suelo. Al repensar lo mucho que significaban realmente los libros para mí y lo que podrían significar para otros, pude terminar con ellos mucho más rápido.
En este momento, me tomé un descanso, ya que había estado ordenando durante una hora. La limpieza de la muerte sueca es un proceso largo y continuo y es poco probable que abordes todo de una sola vez, por lo que es importante espaciar las tareas y programar un tiempo para volver a hacerlo. Es cierto que no tenía muchas ganas de volver a hacerlo, pero recordé echar un vistazo el panorama general: las dos bolsas de basura habían desaparecido y la estantería ya se veía increíble, así que estaba avanzando.
Revistas y juegos
A continuación, me metí con el mueble debajo del televisor. Al principio, fue rápido, había muchas revistas viejas que se podían sacar y reciclar. Pero vacilé cuando llegué a los programas de teatro de años pasados; los recogíamos con cada función que veíamos. Los hojeaba, pero sabía que me distraerían y quería evitar "quedarme estancada en el carril de los recuerdos", como dice Magnusson. Así que me detuve y pensé en lo que realmente significaban para mí. Me hacían sentir feliz y me traían muchos recuerdos. Teniendo en cuenta que Magnusson dice que hay que conservar lo que hace que la vida sea "placentera y cómoda", decidí conservarlos y apilarlos para que fueran más accesibles. Ahora que podemos verlos mejor, es más probable que los volvamos a mirar.
También había una buena pila de juegos de Nintendo Switch sobre los altavoces junto al televisor. Los cartuchos en sí estaban guardados en el estuche de la consola, así que no tenía mucho sentido conservar esos estuches a menos que planeara vender alguno en el futuro. Así que terminaron en la pila de reciclaje.
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Tarjetas de felicitación
Después de tomarme un descanso durante unos días, pasé al último elemento: el armario detrás del sofá. Sabía que estaría lleno de todo tipo de cosas, así que lo pospuse. El primer cajón que abrí, me avergüenza decirlo, estaba lleno de tarjetas de felicitación. Después de abrir un par, pronto me di cuenta de que sería emotivo revisarlas, así que pasé a las otras puertas y cajones para poder avanzar.
En realidad, este armario no fue tan difícil de revisar. Había un par de recuerdos de vacaciones pasadas escondidos, así como un viejo portátil con su cargador e incluso un jarrón de cristal. Los saqué y decidí que o bien necesitaban encontrar un nuevo hogar o ir al contenedor de reciclaje. Una vez que todo estuvo fuera, creé secciones para diferentes categorías de artículos para reorganizarlos, incluidos juegos de mesa, regalos de Navidad (a veces los compro por adelantado si duran) y material de oficina. Organicé los artículos relacionados con la Navidad cerca, para poder encontrarlos fácilmente cuando llegara el momento, incluidos lazos, cintas y pilas.
Una vez que todos los cajones estaban ordenados, tuve que enfrentarme al cajón de tarjetas de felicitación. Sabía que iba a querer leer cada tarjeta, lo que supuse que me llevaría mucho tiempo. Aunque lo hice, fué más rápido de lo que pensaba. Como estaba en el estado de ánimo adecuado, escaneé el frente de la tarjeta y el mensaje que contenía y pude tomar una decisión en un instante. Magnusson dice: "Cuanto más tiempo pases revisando tus pertenencias, más fácil te resultará decidir qué conservar y qué no". Al final, solo me quedé con cinco tarjetas, que contenían mensajes significativos de seres queridos. Algunas representaban hitos y, para otras, había fotografías en el frente que traían recuerdos. En cualquier caso, el cajón no tenía casi nada cuando terminé, pero todo lo que quedó estaba allí por una razón.
Ahora que he terminado de limpiar este espacio con el método de la Muerte Sueca, solo tengo que dar los pasos finales: asegurarme de que los artículos desechados lleguen a sus nuevos hogares, tirar la pila que se ha acumulado junto al contenedor y vender lo que valga la pena. ¡También necesito romper con el hábito de guardar todas las tarjetas de felicitación que recibo!
Conclusiones finales
En general, creo que es una gran actitud a tener en cuenta a la hora de ordenar. Te ayuda a obtener una perspectiva práctica sin dejar de tener en cuenta las emociones. Esto garantiza resultados minuciosos, pero sin perder lo que tiene más significado. En resumen, siento que ahora mi salón me refleja mejor, y que cada objeto tiene una historia, o al menos la mayoría de ellos. También me siento mejor por haber ordenado, como si fuera más gratificante de lo que estoy acostumbrada.
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