Todos sabemos que, como regla general, debemos cambiar y lavar la ropa de cama al menos una vez cada quince días. Esto ayuda a mantener a raya los gérmenes que pueden multiplicarse en sábanas, fundas de almohadas y edredones, además de prevenir la acumulación de ácaros del polvo, sus excrementos y la piel muerta de la que se alimentan.

A pesar de ello, una interesante encuesta que hemos descubierto en la web Sleep Council muestra que alrededor de una cuarta parte de nosotros tendemos a cambiar la ropa de cama sólo una vez al mes.

Cómo lavar la ropa de cama en la lavadora

Un lavado quincenal es lo mínimo que necesita tu ropa de cama. Si alguien en tu casa padece de asma, eccemas o alergia a los ácaros del polvo cambia la ropa de cama una vez a la semana. Y si tienes mascotas que duermen en tu misma cama, puede que necesites lavar la ropa de cama cada 3 o 4 días.

Aunque lo ideal es poner la lavadora habitualmente a baja temperatura por razones medioambientales, para la ropa de cama es mejor lavarla a 60°C de temperatura, así te aseguras de matar los ácaros y las bacterias.

No dejes ropa en el tambor de la lavadora una vez finalizado el ciclo de lavado. Si quedan gérmenes en la ropa, estos pueden multiplicarse rápidamente en este tipo de entorno.

Lava las pizas grandes de la ropa de cama

Los expertos de GHI recomiendan lavar las almohadas y los edredones dos veces al año. Pero, si alguien en casa ha estado enfermo, es posible que debas lavarlos una vez que se haya recuperado por completo.

Para los edredones lavables a máquina, primero deberá verificar las condiciones de lavado y la capacidad máxima de tu lavadora. Si el edredón tiene una clasificación de TOG (Thermal Overall Grade, grado general térmico) inferior a 13,5 tog y es un edredón doble o más pequeño, deberías poder lavarlo en una lavadora de capacidad estándar, pero consulta primero el manual del usuario del electrodoméstico. De lo contrario deberás llevar el edredón a una lavandería.

Si tienes almohadas lavables a máquina, no olvides que serán mucho más pesadas cuando estén mojadas, así que comprueba el peso máximo que tu lavadora puede soportar. Intenta cargar la máquina lo más uniformemente posible para evitar el riesgo de deformar el tambor y ejecuta un ciclo de centrifugado extra para eliminar la mayor cantidad de agua posible antes de secar las almohadas.

Es mejor secar los edredones y las almohadas en la secadora porque la humedad que queda en su interior puede favorecer la aparición de moho y los rellenos naturales pueden pudrirse.

Las almohadas de espuma deberán tratarse de manera diferente, probablemente lavándolas a mano con una esponja, así que consulta las instrucciones del fabricante para su cuidado y lavado.

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Adopta buenos hábitos diarios

Una cama bien hecha produce una sensación de orden y limpieza instantánea, pero si haces la cama según te acabas de levantar, podrías estar haciendo más daño que bien.

Esto se debe a que hacer la cama inmediatamente después de levantarte puede atrapar la humedad (todos transpiramos mientras dormimos, y más cuando no nos sentimos bien) dentro de la cama, lo que crea un ambiente más propicio para los gérmenes y los ácaros del polvo.

Lo mejor es dejar las sábanas y el edredón destapados durante un par de horas después de que te levantes, para dejar que la humedad se evapore antes de hacer la cama.

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