Los azulejos de la cocina no sólo son bonitos, sino que tienen una función importante. Colocamos azulejos detrás de los fogones y las encimeras porque son las zonas donde preparamos nuestras mejores recetas, pero también los azulejos de la cocina se ensucian más rápido que el resto de las paredes, aunque siempre son más fáciles de tenerlos perfectos que el papel pintado, una tendencia de moda en la decoración de cocinas.

Sin embargo, si una acumulación de grasa y salpicaduras de comida ha dejado tus azulejos con un aspecto apagado y la lechada no luce tan blanca, querrás devolverles su antiguo esplendor. Por suerte, es fácil si sabes cómo hacerlo. Aquí tienes nuestros consejos de experto...

Cómo limpiar los azulejos de la cocina

Para una limpieza general, empieza lavando los azulejos por todas partes con un paño empapado en una solución de detergente líquido y escúrrelo bien. Esto eliminará los restos superficiales y las marcas pegajosas. Dependiendo de la superficie, utiliza el lado más áspero de un limpiador de baldosas, pero que no raye la superficie al eliminar los residuos más resistentes, por eso te irá muy bien un paño grueso de microfibra.

Cómo eliminar la grasa de los azulejos de la cocina

La grasa puede ser un residuo difícil de eliminar, por eso te vendrá muy bien recordar estos trucos de limpieza para mantener la cocina perfecta. Si los azulejos aún tienen una capa pegajosa, prepara una pasta de bicarbonato sódico y agua y frótela para eliminar los restos de grasa, después pasa un paño limpio para eliminar los últimos residuos. Una vez eliminada la grasa, pule los azulejos con un paño de microfibra para conseguir un acabado sin manchas.

Sabemos que las juntas de los azulejos de la cocina no tiene tantos problemas de moho como los del baño, por razones obvias, pero también se decoloran con facilidad.

Truco para limpiar la lechada y que quede blanca

Frota la lechada con un poco de lejía diluida en agua y un cepillo de dientes viejo. No es un trabajo rápido y puede resultar tedioso, pero si lo haces a conciencia y después lo aclaras con agua, obtendrás buenos resultados. Otro detalle importante, si tienes que fregar mucha lechada, puede que ese cepillo de dientes viejo no sea suficiente, así que utiliza un cepillo de cerdas duras para azulejos y juntas. También puedes probar un limpiador especializado para acabar con las manchas difíciles.

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Cuando las juntas de los azulejos son de color, comprueba que no se decoloran con la lejía haciendo primero una prueba en una zona poco visible. En caso de duda, prueba con vinagre blanco destilado en lugar de lejía, o con pasta de dientes blanqueadora, que también actúa como abrasivo suave.

Sea cual sea el método que utilices, limpia a fondo tanto la lechada como las baldosas con un paño limpio empapado en agua y escurrido después.