Javier Sánchez Medina, diseñador artesanal y restaurador

La tradición artesana corre por tus venas, ¿por qué te dedicaste a la cestería? Soy extremeño, de Badajoz, siempre he tenido muy presente este tipo de oficios. Recuerdo a mi abuelo tejiendo con pleita las persianas ­—para mantener la casa fresca— y reparando las bases de las sillas de enea. Sin darnos cuenta, aprendíamos ese viejo oficio.

Te formaste como restaurador de muebles. ¿Cuándo supiste que tenía futuro ser artesano? La verdad es que nunca lo supe. No tenía ninguna garantía de que pudiera funcionar, pero me apasionaba la idea de apostar por un oficio casi desaparecido, respetando el material, la forma de trabajo y lo que representa. Dándole una vuelta y adaptándolo, en mi caso, a la decoración. Me dijeron que estaba loco.

¿Por qué empezaste a crear las cabezas de esparto? Quería sacar un producto que contase quién soy y de dónde vengo. Es un guiño a la posibilidad de tener un trofeo de manera completamente ecológica sin hacer daño a ningún animal. Lo hacemos todo por encargo y la pieza estrella es, sin duda, el toro.

Tus trabajos están colgados en las casas de Julian Schnabel o Carolina de Mónaco, pero ¿cuál es el perfil de tus clientes? Muy variado. Lo que he tenido siempre claro es intentar que mis trabajos fueran accesibles a cualquier tipo de bolsillo. Por ejemplo, los precios de los trofeos ecológicos son a partir de 130 €.

Te inspiras en los viajes. ¿Qué ciudad es tu principal musa? Sin duda, es Nueva York.

www.javiersmedina.com