A pesar del dicho popular que sugiere que los gatos son indestructibles porque "tienen siete vidas" y "siempre caen de pie", lo cierto es que los felinos también enferman como el resto de seres vivos. Sin embargo, un estudio reciente desarrollado por la Universidad de Bristol en colaboración con Waltham Petcare Science Institute junto con Cats Protection indica que más del 50% de las afecciones que sufren los gatos no son tratadas por el veterinario, lo que puede tener consecuencias muy perjudiciales para ellos. El estudio forma parte de la campaña internacional de Royal Canin “Lleva a tu gato al veterinario”.
Una revisión a tiempo puede ser una victoria
Pero, ¿por qué se da tan alto porcentaje de gatos enfermos que no son tratados por especialistas? Son varias las razones que explican este hecho tan abrumador: para empezar, menos de la mitad de las mascotas felinas (solo el 40%) acuden al veterinario para revisión de forma habitual (según un estudio de la agencia Sky de 2018 en el que se consultó a 4.437 cuidadores primarios de gatos a nivel mundial sobre la relación de los propietarios de gatos con sus veterinarios), por lo que muchas afecciones no se detectan a tiempo.
Por otro lado, los gatos por naturaleza tienden a ocultar los signos de enfermedad. Esconden el dolor y el malestar, por lo que el problema puede pasar inadvertido para sus cuidadores, o ser percibido como leve y poco importante. De ahí la relevancia de programar revisiones periódicas con el veterinario.
¡Atención a las señales!
Los gatos odian los cambios. No les gusta abandonar su espacio, por lo que una visita al veterinario no es para ellos el mejor plan. Sin embargo, es importante llevarlos al menos una vez al año (si tu gato es mayor de 7 años es mejor que lo lleves cada seis meses) para prevenir y detectar posibles problemas de salud.
Pero, además de esta revisión programada, conviene estar atento a las señales que nuestras mascotas nos dan de manera involuntaria, muy importante para tratar de detectar cualquier cambio en su comportamiento, por sutil que sea.
¿Tu gato está bebiendo más de lo habitual? ¿Ha perdido el apetito? ¿Está visiblemente más delgado? Todos estos cambios pueden indicar, entre otras cosas, que padece una enfermedad renal crónica, y en ese caso la atención médica es urgente.
10 claves que indican que debes pedir cita con el veterinario
- ¿Ha cambiado el apetito de tu gato?
- ¿Bebe más?
- ¿Vomita?
- ¿Usa la bandeja con mayor frecuencia?
- ¿Has notado cambios en el color, olor o cantidad de la orina?
- ¿Ha cambiado la consistencia o el color de las heces?
- ¿Tu gato siente picor o se rasca más?
- ¿Duerme más de lo normal?
- ¿Pasa más tiempo aseándose que de costumbre?
- ¿Ha dejado de saltar de lugares altos?
Si las respuestas a alguna de estas preguntas es afirmativa, puede que sea conveniente que lleves a tu gato al veterinario.
El estrés, bajo control
Ahora que ya estás decidido a llevar a tu felino al veterinario, es importante que intentes minimizar en lo posible el estrés que la experiencia puede provocarle al animal. Puedes conseguirlo tomando ciertas precauciones y manteniendo una actitud tranquila.
Para que tu gato se sienta cómodo en el transportín, déjalo abierto en casa para que él pueda explorarlo, con una de sus mantitas o juguetes en el interior. El uso de feromonas también puede ser de gran ayuda. Dale tiempo para que se acostumbre al espacio y tápalo cuando vayas a la clínica para que no le estrese la visión de otras mascotas. También conviene elegir una clínica veterinaria 'cat-friendly', en las que todo está pensado para ofrecer un entorno seguro y tranquilizador para los gatos.
Esta es la mejor forma de proporcionar a tu mascota una vida sana y feliz: procurar que tenga la atención que necesita, programando revisiones periódicas con el veterinario.