Claves para decorar tu casa con los colores adecuados según tus estados de ánimo

Si tú también quieres dar al recibidor, el cuarto de baño o la cocina ese aire retro que tanto ves en las casas de las celebrities de Instagram, ¿a qué esperas para ponerlo en marcha?

Retroceder en el tiempo será fácil con muebles en acabado envejecido, en tonos empolvados —verdes, azules y rojos siempre dan resultado— piezas vintage y un suelo a base de losas hidráulicas con motivos geométricos o florales, como el de la imagen.

En Demosaica, El Mosaista y Torra Barcelona encontrarás baldosas artesanales, y en firmas como Roca y Bauhaus, revestimientos en otros materiales que imitan su acabado.

Quieres olvidarte de un mal día. Las estancias en las que imperan ambientes neutros son idóneas, como el dormitorio o el baño, pero necesitan un toquecito en un color intenso para darles dinamismo. Consíguelo a través de elementos como una butaca, una lámpara o textiles subidos de tono.

En el caso del baño, las toallas en azul y marrón te aportarán sensaciones de calma y seguridad. Las de la imagen, tipo hammam son de La Redoute Interieurs, como la cesta de mimbre y el taburete Ghada.

Las telas son un elemento clave para reflejar esa sensación de “tú vales mucho, baby”. Y fáciles de sustituir en función de la temporada. Mostaza y Classic Blue funcionan muy bien en los baños, dormitorios y salones: utilízalos para transmitir tu fuerza en cojines. Las cortinas, sin embargo, quizá te dé pereza cambiarlas.

Opta por un tono neutro y darás más luminosidad a la estancia, como los de la tela Danube Sheer, en algodón, lino y viscosa, de la colección Sofia, de Camengo. En 280 cm de ancho.

Te gusta porque irradia alegría y frescura. Y porque, en lugar de ser para ti una losa cargada de prejuicios, lo abanderas cuando te apetece para reivindicar tu identidad de género.

Lo mismo sucede con azules, violetas, verde menta… Son colores pastel, antes asociados con los niños, que animan nada más verlos. Puedes utilizarlos para que tengan mucha presencia —en la mesilla o en el mueble del lavabo— o, si prefieres, en pequeñas dosis. De porcelana: dispensador de jabón y vaso para los cepillos de dientes. Macetero de metal esmaltado. Son de www.rice.dk

Prueba a sentir la exuberancia de la naturaleza con un diseño envolvente, de suelo a techo.

Opta por el green y motivos bucólicos para recargar energías sin salir de casa. Papel pintado Hakimi Emerald, de la nueva colección Caspian, de la firma Sanderson. Lo tienes en Gancedo.

Y el color es una herramienta eficaz para conseguirlo. Esta ventana se ha pintado en el misma gama de la pared, y lo mismo sucede con el rodapié.

Mientras esté cerrada, parecerá que en el tabique se ha realizado un sutil trampantojo sobre el que destacan la mesa y la lámpara negras, en un efecto teatral con fuerza. Cuando la ventana se abra, las vistas se integrarán en la deco como si fuesen un cuadro. Pintura Majestic Pure Color en tono Heat, de Jotun.

Esta combinación de colores siempre es un acierto, en paredes lisas, en textiles o en complementos. Las franjas azules y blancas te recuerdan las escapadas a la playa, y las flores, al esplendor del campo en primavera. Traslada esas sensaciones tan placenteras a los textiles de tu dormitorio y practica sobre ellos tus ejercicios diarios de relajación para lograr un descanso perfecto. Todo es de la firma Greengate.

Platos y tazas en colores vivos revitalizan un estante de la cocina o la mesa de comedor.

Elige gamas cromáticas alegres y optimistas ¡y tú misma te vendrás arriba! En lugar de una gran vajilla toda por igual, opta por piezas que se vendan por separado. Mezcla tonos, materiales y diseños y lograrás una combinación personalizada.

Toma nota: los colores lisos y en acabado mate pisan fuerte. Y si es apta para meter en el lavavajillas y el microondas, lo tendrá todo.

Vajillas Sigrid, de inspiración nórdica en cerámica de gres, de la colección Room, de El Corte Inglés.

¿Quieres conseguir un ambiente romántico? Juega con los complementos, los tonos y el emplazamiento de las notas de color.

Ya sabes que el blanco tiene el poder de iluminar, y el cristal, el de reflejar la luz, así que apuesta por jarrones y candeleros en ese acabado y material.

Sobre ellos coloca velas y flores en gamas atrevidas: verdes, rosas, azules, amarillos… Sitúalos allí donde los vayas a tener más a la vista —sobre la mesa, en el alfeizar de una ventana—. Seguro que cada vez que entres en casa, lanzarás un ¡¡¡wow!!! al verlos.

Depende de lo que se trate, pero si lo realizas sobre una mesa, conviértela en la pieza estrella del ambiente.

En este caso, un escritorio ligero y una butaca cómoda captan la atención y ponen el foco sobre lo que haces en el rincón junto a la ventana. Los tonos verdes recortados sobre una pared blanca aportarán, además, una sensación relajante. Escritorio de metal Frame, en 120 x 74,3 cm, de Fantin (860 € aprox.).

¿Qué tendrá el mar que al mirarlo desciende tu nivel de estrés?

La inmensidad, su color azul y el sonido de las olas te producen una sensación de buen rollo increíble. Si no lo tienes cerca pero te gustaría sentir el relax de su efecto navy, pinta la ventana —marco incluido— en un tono turquesa, instala junto a ella la mesa de comedor y ¡déjate envolver por la inspiración del Mediterráneo!

Estor de esparto, similar en Jessica Bataille. Taburetes rústicos, de Let’s Pause.