- 35 ideas para vestir la mesa de Navidad
- Manualidades navideñas: ideas DIY para decorar la casa en Navidad
- Ideas para decorar las ventanas de casa por Navidad
Al entrar en la casa-palacio del siglo XIX en el madrileño Barrio de Letras, el espacio, la atmósfera, siempre te golpea –¿El efecto Stendhal?–. Es la residencia –y estudio–, desde hace tres décadas, de un Maestro. Sí, escrito en mayúscula. Hablamos de Pascua Ortega. Un banquero –o bancario– que revolucionó el interiorismo de Madrid ya durante la Movida. Como prueba, una portada de 1981 en esta cabecera con Carmen Echevarría –dueña de la mítica tienda Berlín en la calle Almirante– y Roberto Torretta. Un salón de techos altos y escayolas forrado de corcho.
Volvamos a la casa de Ortega, siempre abierta a sus amigos. Él nunca presume de ellos, pero son personajes de portada de Expansión, ¡Hola! o El País. De sus fiestas poco se sabe, pero imagínense cenando a Valentino, Carolina Herrera, Michael Kors o Juan Diego Flórez. “La casa siempre está preparada. No tengo que hacer nada en especial para un almuerzo o una cena”, cuenta. Habla de usar los cinco sentidos para que todo funcione como si fuera Downton Abbey.
El sonido lo puede poner una fuente del patio –en verano–, el fuego de la chimenea –invierno– o un piano que intuyes lejos. Olfato. En esta época, la casa huele a leña y jazmín –no desvela la marca de velas–. El tacto lo da un mantel de hilo. No hay que complicarse. Hoy es en tono rojo, a juego con los platos. “Nunca compro vajilla. Compro los platos sueltos y luego los engamo”, dice.
En la mesa de este reportaje, los llanos de porcelana fina conviven con un bajoplato de barro cocido. Las flores son una cuestión familiar. Inés Urquijo –su sobrina– es la encargada. Siempre encontrarás ramos con un toque silvestre. “Debe parecer que están cogidos del jardín o directamente del campo. Inés tiene la finca Las Jarandillas. Hace magia con las ramas”, afirma. “Siempre trato de buscar flores que sé que van a encajar en su casa”, dice Inés, que en este caso ha elegido unas delicadas verbenas moradas y unas voluminosas dalias Avignon, con pétalos granates, rosas y cremas que dialogan con el mantel de lino color vino. “Me gusta inventarme, ser libre y crear, no hacer lo convencional ni lo fácil”, dice Pascua, que ha elegido platos franceses del neogótico (cada uno con un motivo distinto) y una cubertería de plata inglesa.
Y llegamos al gusto. Siempre jamón en el aperitivo y, por qué no, servir un pastel de verduras cubierto de gelatina. Imaginen una lasaña con capas de distintas verduras y, en medio, otra con foie. Como principal, unas pochas con carabineros.
Por la noche, las velas en la mesa son obligadas –aparece la vista–. Dan una luz especial. Iluminan la cara. Luego hay trucos para que todo fluya. La mesa redonda facilita la conversación y las velas crean un ambiente mágico y favorecedor. De ocho es una medida perfecta. Incluso de diez, pero hay que provocar que se pueda mantener una conversación con los de enfrente sin esfuerzo. El montaje de este artículo puede ser mañana una mesa gótica –con arañas incluidas– u otra con todo transparente en alguno de los salones de su estudio. La sorpresa también es un ingrediente estrella.















