A medida que bajan las temperaturas, tener una temperatura confortable en casa se convierte en una prioridad, tanto si te acurrucas en el sofá como si te metes bajo el edredón en tu cama. Pero aunque subir la calefacción es lo primero a lo que recurrimos, algunos hábitos cotidianos relacionados con la calefacción pueden estar haciendo que tu casa sea más fría y tus facturas más altas.
Desde abusar del termostato y olvidarse de purgar los radiadores, hasta usar una manta eléctrica vieja, estos errores comunes pueden hacerte sentir menos cómodo y, a la larga, costarte más dinero.
Para ayudarte a conservar el calorcito dentro de casa sin desperdiciar energía, hemos pedido a varios expertos en calefacción que nos cuentes los errores más frecuentes —y las soluciones sencillas— que pueden hacer que nuestra casa sea más cálida, eficiente y económica.
1. Subir demasiado el termostato
Cuando llega el frío, es demasiado tentador subir el termostato unos cuantos grados para disfrutar de una ráfaga rápida de calor. Pero este gesto tan habitual hace más daño que beneficio. “No es así: no calentará tu casa más rápido y sí desperdiciará energía y, por tanto, dinero”, explica Ryan Willdig, especialista en calefacción de Heatforce. “Cada grado por encima de los 19-20 °C puede aumentar hasta un 10 % tu gasto anual en calefacción.”
Lo mejor es mantener el termostato en torno a los 19 °C cuando estés en casa y despierto, y bajarlo entre cuatro y seis grados durante la noche. De este modo, te mantendrás cómodo sin que tus facturas se disparen.
2. Bloquear los radiadores con muebles
Al colocar los muebles, es fácil darle prioridad al estilo sobre la funcionalidad, pero situar piezas voluminosas demasiado cerca del radiador puede reducir drásticamente su eficiencia. “Colocar sofás o faldones de mesa delante de los radiadores atrapa el calor detrás de ellos”, explica Ryan. “Esto obliga al sistema a trabajar más, desperdiciando energía y generando un calor que no llega a ninguna parte”. Basta con separar los muebles unos centímetros para que el calor pueda circular mejor por la habitación.
3. Usar una manta eléctrica antigua
Si estás leyendo esto con una manta eléctrica sobre las piernas o extendida en la cama, quizá sea momento de comprobar cuántos años tiene. “Las mantas eléctricas antiguas o aquellas que no cuentan con protección contra sobrecalentamiento pueden suponer un riesgo de incendio”, explica Adele Brennan, responsable de productos eléctricos para el hogar en Vonhaus. “Sin embargo, hay mantas eléctricas modernas que incluyen una función de apagado automático”. Los diseños actuales se apagan automáticamente al primer signo de sobrecalentamiento, por lo que puedes disfrutar de un calor acogedor con total tranquilidad.
4. Mantener la calefacción encendida todo el día
Puede parecer un lujo tener la calefacción puesta desde el amanecer hasta el anochecer, pero es un hábito caro que puede aumentar rápidamente tus facturas de energía. “Programa la calefacción para las horas que realmente te resulten cómodas”, aconseja Stephen Hankinson, experto en calefacción de Electric Radiators Direct. “Por ejemplo, si te gusta estar cómodo mientras te preparas por la mañana, programa la calefacción para que se encienda justo antes de que te despiertes y se apague cuando salgas de casa”. De este modo, disfrutarás del calor justo cuando lo necesitas, sin desperdiciar energía. Recuerda ajustar la programación cuando cambie la hora.
5. Olvidarse de purgar los radiadores
Es muy habitual que nos acordemos de los radiadores cuando ya necesitamos encenderlos, pero el mantenimiento regular es igual o más importante. Purgar los radiadores es esencial para que funcionen de forma eficiente. “Con el tiempo, pueden aparecer bolsas de aire atrapadas en el interior del circuito, lo que provoca zonas frías e impide que el agua caliente circule correctamente”, explica Stephen. “El signo más común de que tienes que purgar el radiador es que la parte superior esté mucho más fría que la inferior”.
Para solucionarlo, apaga todo el sistema de calefacción, utiliza una llave de radiador para abrir la válvula y ten una toalla a mano para recoger el agua que pueda gotear. Hazlo al menos una vez al año para mantener un buen funcionamiento de la calefacción.
6. Olvidar el mantenimiento de la caldera
Puede resultar un engorro programar una revisión de la caldera —sobre todo si implica tener que quedarte un día entero en casa—, pero saltártela puede ser un error muy caro. “Omitir la revisión anual de la caldera puede hacer que pequeños problemas pasen desapercibidos, lo que reduce su eficiencia”, explica Ryan. Para más tranquilidad, lo mejor es realizar el mantenimiento en otoño. De este modo, cualquier problema menor se detecta a tiempo y evitarás el riesgo de quedarte sin calefacción durante los meses más fríos del año.