Es un hecho, los tiempos cambian, y con ellos, las costumbres. Pero la esencia de la Navidad siempre será la misma, es decir, ¡reunirse en familia y disfrutar del calor del hogar! Eso sí, no podemos obviar que las cosas ahora son un poquito diferentes que hace unas décadas...
Por ejemplo, la llegada de los smartphones supuso un antes y un después en nuestra forma de comunicarnos y, por desgracia, de prestar atención al entorno (algo que cobra especial importancia cuando hablamos de reuniones familiares, ejem...). Pero no nos pongamos pesimistas, que los tiempos modernos también tienen sus cosas buenas, y si no, ¡piensa en las hamburguesas que te zampas gracias a Glovo!
En fin, que no nos enrollamos más y vamos directos a recordar cómo era la Navidad hace unos cuantos añitos... ¿Te hace?
VILLANCICOS EVERYWHERE
¿Qué les pasó a los peces en el río, que ya no los vemos bebiendo por ninguna parte? Y es que una de las tradiciones en las Navidades de antaño, era cantar villancicos en familia, algo que ahora (por desgracia), ya ni se intuye.
EL DÍA MÁS ESPECIAL
A diferencia de lo que ocurre en nuestra época, en la época de nuestros abuelos la Nochebuena era la cita más especial de la Navidad, y se celebraba por todo lo alto, pero no con marisco (la cosa no estaba para tantos lujos), sino con pollo. Vamos, que el menú era más humilde pero lo disfrutaban igual.
TODOS A MISA
Tras la cena de Nochebuena y los villancicos, la costumbre era acudir a la misa del Gallo a medianoche. Si lo trasladamos a la actualidad, ¿cuántas familias están dispuestas a salir de casa después del atracón? Teniendo tele que la retransmita...
TURRONES AL PESO
¿Comprarlo en el supermercado? Eso sí que era algo impensable, sobre todo, habiendo turrones al peso en las ferias de los pueblos. Pregúntale a tu abuela, que seguro que aún recuerda lo bien que sabían aquellas tabletas de turrón duro... ¡Nada mejor que lo artesanal!
BELÉN V/S ÁRBOL
Pues no, antiguamente el árbol no formaba parte de la decoración navideña. El portal del Belén era el auténtico protagonista de los salones, y lo más normal era salir a buscar el musgo y las piedras al campo. Más mérito, imposible.
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).