Ay, las bodas... Cuántas alegrías, ¡y cuántos dolores de cabeza! Solo llevo un mes organizando la mía, y aunque toda...
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1. La hora del cóctel es la parte más divertida de cualquier boda
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Así que... ¿Por qué limitarla a una hora? Quiero que la boda entera sea como un festival. Sí, claro que habrá asientos para las personas mayores y todos aquellos que necesiten un descansito, pero no pondré una silla por cada invitado.
2. Una cena larga es aburrida
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La hora del cóctel es la mejor forma de empezar (y continuar) la fiesta, porque si te sientas a cenar pasarás el resto de la boda pegado a la mesa, y cuando toque levantarse... ¡necesitarás un espresso doble para conseguir energía!
3. No tendrás que dar a elegir entre pollo, bistec o pescado
El catering de las bodas suele ser un tanto mediocre, y no me apetece enviar las típicas invitaciones que dan a elegir entre pollo, bistec o pescado. Prefiero que la gente se divierta a la vez que disfrutan de unos buenos aperitivos. Pero con esto no quiero decir que se pasen la noche picoteando de una bandeja de quesos, porque existen opciones como las empanadas o las chuletas de cordero, que son perfectas para saciarse de la misma forma que lo harían con un plato principal.