En pleno casco histórico de Santillana del Mar (Cantabria), entre calles empedradas y edificios con siglos de historia, Torre de Don Borja se ha convertido en un inesperado templo para el arte contemporáneo y para su disfrute sin prisa.

Esta casa-torre del siglo XV constituye un proyecto cultural único en España que, tras sus muros centenarios y el arco apuntado de su soportal, acoge lo mejor de la Colección Rucandio, promovida por Jesús Polanco e Isabel Moreno. “Creo que lo que diferencia el proyecto es la singularidad de la torre. Es algo que está en las antípodas de la masificación y de la prisa. Es un espacio gratuito que se ve siempre acompañado, en grupos pequeños y con visitas que como mínimo duran una hora", explica Marcos Díez, su director.

La torre, que fue comprada a finales de los setenta por los empresarios Jesús Polanco y Pancho Pérez González, se ha rehabilitado en dos ocasiones. La primera de ellas, que corrió cargo de los arquitectos Luis Castillo y Eduardo Fernández Abascal, sirvió para evitar su estado de ruina y para ubicar en ella la sede de la Fundación Santillana. La segunda, ya en 2019, pero también dirigida por Luis Castillo, le dio nueva vida como Torre de Don Borja, lugar de encuentro para el arte, la literatura, el pensamiento y la comunicación. En ambas intervenciones siempre ha mantenido su alma de edificio histórico, conservando espacios como los salones que ocupó la Infanta Paz de Borbón, una de sus insignes huéspedes. “Frente a proyectos en los que el arte contemporáneo se exhibe en lugares donde predominan los espacios blancos. Aquí el edificio tiene una presencia importantísima porque la exposición dialoga con la construcción medieval”, resalta su director.

Podemos ver cómo sus acabados en piedra o las hechuras de su patio contrastan con las piezas de su exposición permanente, una cuidada selección de la Colección Rucandio, compuesta por más de 300 piezas del arte español desde la segunda mitad del siglo XX que sigue en crecimiento. Obras de Jaume Plensa, Juan Genovés, María Blanchard, Jorge Oteiza o Rafael Canogar, entre otros, con las que “se genera un relato sobre qué ha pasado con el arte contemporáneo en España en los últimos años”. Por otra parte, la torre cuenta también con una exposición temporal en la que ha podido verse algunas de piezas de la colección de Oliva Arauna o a los ganadores de la convocatoria A8, dedicada a nuevos valores del arte que exponen en galerías del norte de España.

La próxima muestra, que se inaugura en julio, estará dedicada al pintor santanderino Juan Uslé, coincidiendo con la muestra monográfica sobre él que acogerá el Reina Sofía en octubre. “Es muy importante que haya confiado en nosotros porque es un artista fundamental”, asegura Díez. La oferta cultural de Torre de Don Borja se completa con la Biblioteca Iberoamericana de Pancho Pérez González, compuesta por 16.000 ejemplares centrada en Latinoamérica y abierta a consulta por parte de investigadores, y con actividades como sus ciclos de encuentros en los que el público tiene la oportunidad de escuchar a muchos de los artistas que exponen entre sus muros. “Es una rareza en los tiempos que corren, dominados por la prisa y la urgencia. Aquí tratamos de cuidar a la gente que viene teniendo una relación casi individual con cada visitante”, concluye su director.

torre de don borja en santillana del mar: un museo de arte contemporáneopinterest
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En la entrada a la torre, fotografía Cosmology, de Pablo Genovés.
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En uno de los pasillos de la torre, pintura Rastro IV, de Concha Prada, perteneciente a la exposición permanente.
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En la pared, obra del artista multidisciplinar japonés Mitsuo Miura. Sobre la mesa, escultura Sin título (2016), de Juan Asensio.
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En el patio, pintura Tres tiempos, de Juan Genovés.
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Fachada de la torre en Plaza Mayor de Santillana del Mar.
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Una de las salas dedicadas a la literatura se encuentra separada a través de una celosía de madera que formaba parte de la antigua estructura del edificio.
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En uno de los salones en los que se realizan los encuentros, escultura de pared Beso (1982), de Jesús Otero.
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En una de las salas que alberga una biblioteca, en la pared, Boceto para el cartel de las cuevas de Altamira, de Mathias Goeritz.
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Entrada a la Biblioteca Iberoamericana de Pancho Pérez González, compuesta por 16.000 ejemplares.
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Al final de la escalera y enmarcada por una puerta de piedra, Colección de fondos (nº5), de Guillermo Mora.

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 Eduardo Infante es periodista especializado en estilo de vida, concretamente en temas de diseño, interiorismo, arquitectura, artesanía y decoración. 

 Desde hace casi una década ha centrado su carrera en seleccionar y escribir sobre las novedades más interesantes en estos campos: desde la reforma de una vivienda a la inauguración de un nuevo hotel, pasando por la última colección de muebles outdoor o el lanzamiento de un libro especializado. 

 Licenciado en Periodismo en la Universidad del País Vasco, antes de formar parte del equipo de Elle Decor España ha trabajado como redactor en AD España, la revista Tentaciones o la agencia Europa Press. Como colaborador, su firma ha sido habitual en medios como El País, Arquitectura y Diseño, Vanity Fair o El Confidencial. 

 Además de su trabajo como periodista, Eduardo Infante ha trabajado como consultor de comunicación y content curator para estudios de interiorismo y arquitectura y como copy creativo para marcas del sector. También ha impartido clases en varios cursos dirigidos a profesionales del interiorismo y es profesor de la asignatura de Comunicación de Proyecto en el Máster de Interiorismo de IED Madrid. 

 En sus ratos libres, se declara fan fatal de Los Simpson, los podcasts de true crime, la música Italo Disco y el vermut.