- Los 25 hoteles con encanto más bonitos para tus vacaciones.
- Los 8 mejores hoteles de agroturismo para viajar en España.
- Los campings y los alojamientos más originales en España.
En la vida guardamos diferentes lugares que son importantes para nosotros, rincones con los que componemos un atlas de experiencias personales, y en el caso de Jesús Moraime, en su mapa hay varios rincones marcados en Portugal. "Desde pequeño me atrajo este país. Mi madre es de Vigo, pasamos los veranos en la costa gallega y era una aventura cruzar la frontera. También pasábamos la Semana Santa en el Algarve y mi familia tenía un campo en Badajoz, junto al Alentejo donde escapábamos siempre que podíamos", comienza el paisajista. Allí nunca fue un turista, sino un vecino, más cuando adquirió hace quince años un edificio en Lisboa y lo transformó en Baixa House, un refugio que alberga una docena de cuidadísimos apartamentos. "Cada uno narra la historia de mis doce parques favoritos de la capital", señala. Allí vivía una de las grandes protagonistas de su vida, su amiga Conceição Correa de Barros: "Ella se mudó a Oporto y la echaba muchísimo de menos. Tanto es así, que hace ocho Navidades la visité y en un paseo alejándonos del centro llegamos a Massarelos donde descubrí esta arquitectura". Se trataba de cuatro edificios colindantes de 1860, en una esquina próxima al Duero, entre la Rua da Restauraçao y la Rua de Entrequintas, "también llamada Caminhos do Romantico y donde se pierde la sensación urbana pasando a estar en una aldea entre muros de piedra que guardan huertos y jardines". Esta edificación en ruinas le atrajo y la adquirió pese a su orden de demolición, pero antes de eso, entró y "capté su decoración decimonónica, su suelo, sus vigas, la luz que entraba". Este pasado no quiso que se perdiera y dos de las fachadas las reconstruyó idénticas y, con ayuda del arquitecto portuense, Nuno Sottomayor, planteó el nuevo interior de unos 1.800 m2.
"Ahora ocupados por 15 apartamentos bautizados cada uno con el nombre de una de las fábricas de loza que habitaron la ciudad de Oporto, hace dos siglos llegaron a ser 35 y, justo en frente de este refugio estuvo la Real Fábrica de Massarelos". Esta narrativa se nota en la colección de cerámica que aparece repartida por todos los rincones, desde la nueva recepción, presidida por un mapa de la ciudad con la localización de las fábricas y los puntos de interés cerámico, hasta el jardín, lógicamente, una de las zonas más queridas de este proyecto. En este jardín de diseño creó un oasis privado, plantó camelias, plantas tropicales, que rodean la nueva alberca inspirada en la de los jardines clásicos de Oporto, bananeros, cítricos, helechos, hortensias... Pero también se cobijan unas esculturas contemporáneas de Dalila Gonçalves, que son dos tótems de roca que recuerdan la memoria de esta tierra al estar cubiertas de azulejos locales, y que descansan sobre el suelo de calçada portuguesa de la terraza que da a la cafetería.
Para la decoración, Moraime contactó con Cargo Interiores, con quienes colaboró en Casas del Naval (su ganadería con dos villas que alquila en Cáceres). "Con Javier Cargo visité brocantes franceses, lusos y españoles para escoger piezas que reprodujeran el espíritu de la época en la que se levantó esta casa, un periodo influido por la cultura inglesa por los acuerdos que tenía Porto para el comercio textil y de vinos". Lo que se traduce en una combinación de alfombras orientales, mobiliario de ebanista del s. XIX, butacas Napoleón III que comparten espacio con piezas de fibra y la colección de arte contemporáneo que Jesús sacó de su casa y que repartió por las habitaciones. "Duerma donde duerma, siempre estoy en casa".