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Con septiembre llega el cambio más "cambio" del año. Marca el final del verano y de las vacaciones y el inicio de la rutina laboral y escolar. Las temperaturas empiezan a bajar, sobre todo por las noches, y en casa poco a poco vamos adaptándonos a ese ambiente más fresco que invita a buscar comodidad y calidez. La vuelta al cole, los nuevos horarios y la necesidad de que todo esté en orden hacen que también pensemos en renovar pequeños detalles que nos ayudan a sentirnos más acogidos en esta transición.
En estos días es habitual hacer pequeños ajustes en casa: cambiar los textiles, preparar la ropa de entretiempo, reorganizar armarios o incluso redecorar algún rincón para darle un aire más acogedor. Son gestos sencillos que nos ayudan a entrar en la nueva estación con más ganas y a transformar nuestra casa en ese refugio al que siempre apetece volver después de la jornada.
Uno de esos cambios inevitables es el de la ropa de cama. Guardamos las sábanas más ligeras y damos la bienvenida a las fundas nórdicas, que se convierten en nuestras aliadas para dormir a gusto sin pasar frío. Y justo ahora, IKEA ha lanzado una novedad que me ha encantado: la funda nórdica SMÅNUNNEÖRT, con un diseño a rayas blancas y azul grisáceo que transmite frescura y calma, perfecta para esta temporada.
Además, su precio de 29,99 € la convierte en una opción accesible para renovar el dormitorio con un aire sencillo pero elegante.
El juego de funda nórdica tiene un diseño de rayas frescas y elegantes con textura cloqué, que aporta un sutil relieve ondulado al tejido. Está confeccionada en una mezcla de algodón y viscosa: el algodón ayuda a transpirar y absorber la humedad, mientras que la viscosa ofrece un tacto suave y un delicado brillo.
Incluye funda de almohada tipo sobre y funda nórdica con cierre de botones. Fácil de mantener: se puede lavar a máquina hasta 60 °C, secar en secadora a temperatura normal y planchar hasta 200 °C.
Al final, estos pequeños gestos hacen que la vuelta a la rutina sea más llevadera. Preparar la casa para el cambio de estación no es solo cuestión de necesidad, también es una manera de cuidarnos, de crear un entorno más agradable en el que descansar después de los días largos y de acompañar ese nuevo ritmo que septiembre siempre trae consigo.















