Para salvar el radiador, opta por una solución funcional y estética que permita la distribución del calor por la habitación. La mejor opción es que realices un cabecero a medida pero con alguna peculiaridad. Te proponemos que sea un diseño de líneas rectas formado por un tablero del ancho de la cama y una repisa que lo fije a la pared. Haz que la altura del tablero coincida con la del radiador y remátalo por encima con otra pieza a modo de tapa que lo una al tabique (deja al menos 10 cm de separación entre la parte alta del radiador y la tapa del cabecero para que el calor se distribuya con facilidad). De esta forma, la repisa superior se convertirá en un improvisada mesilla donde podrás colocar una lámpara. Para el extremo que queda visto hay dos soluciones: dejarlo abierto o colocar una puerta —para acceder al radiador con facilidad— con varias aberturas, que permitirán que la habitación se caliente más rápido (te puedes hacer una idea del resultado en la imagen que hemos elegido, aunque en tu caso el lateral en el que aquí aparece una estantería quedaría abierto o con una puerta).