- Silvia Martínez, interiorista, sobre la mejor distribución para una cocina pequeña: "En forma de pasillo todo está al alcance de la mano"
- Un experto en gastronomía, sobre los utensilios de cocina imprescindibles en casa: "Con que compres una te dura toda la vida"
- Acaban de llegar a Ikea estos taburetes de estilo industrial y regulables que le dan mucha personalidad a mi cocina abierta
Los cubos de basura no son el objeto más glamuroso de nuestras casas, pero ¿podrían llegar a serlo? Vivo en un piso compartido muy ajetreado con otras cuatro chicas, así que basta decir que, en lo que respecta al cubo de la cocina, rebosa a diario, literalmente. Siento que estoy siempre vaciándolo, bajando penosamente las escaleras con otra bolsa más, para encontrarlo de nuevo hasta arriba cuando vuelvo.
La solución obvia, dirás, sería un cubo para la basura más grande. Por desgracia, como en la mayoría de cocinas actuales (y pequeñas), en la nuestra apenas caben una tetera y una tostadora a la vez, así que un cubo XXL queda totalmente descartado. Pero he encontrado justo lo que necesitamos: el cubo de mis sueños. El cubo de basura compactador Titan, de acero inoxidable con capacidad de 30 litros, de Joseph Joseph.
Este cubo de basura tan estilizado no solo parece sacado de un expositor futurista, es un salto de calidad enorme frente a nuestro lúgubre cubo de basura anterior del que goteaban (siempre) líquidos asquerosos, además guarda uno, o dos, trucos bajo la tapa. Es un cubo de basura autocompactador, y tiene un mecanismo integrado que te permite aplastar la basura y crear más espacio, así que tengo que vaciarlo menos a menudo. Decir que estaba intrigada es quedarse corta, así que tenía que ponerlo a prueba para ver si de verdad podría ser el futuro de la gestión de residuos en casa.
¿Qué tiene de especial este cubo de basura compactador?
Pero, ¿qué hace que este cubo sea como el Rolls‑Royce de los cubos de basura? Para empezar, el Titan no es solo un sitio donde desechar los restos: es un compactador de basura de acero inoxidable fantástico. Gracias a una ingeniosa palanca, puedes prensar la basura de forma higiénica sin mancharte las manos. La marca afirma que así se comprime hasta tres veces más basura en el mismo espacio. Eso significa que un cubo de 30 litros se transforma de repente como uno de 90 litros (o 60 L si eliges la versión más pequeña de 20 L), todo sin ocupar más valioso espacio en la cocina.
Este cubo de basura tiene un diseño inteligente que implica que no tienes que preocuparte por bolsas rotas ni por catástrofes con malolientes “jugos” en el cubo, ya que cuenta con un mecanismo antiroturas que mantiene las bolsas intactas, ya sea que uses las de la propia firma (Joseph Joseph) o un rollo estándar del supermercado. Y, para quienes quieren evitar a toda costa el olor a basura que se cuela por la cocina, el sistema integrado de control de olores utiliza filtros de carbón reemplazables para mantener todo más fresco durante más tiempo. En resumen: menos molestias, menos viajes al contenedor y un cubo que luce mucho más elegante de lo que cabría esperar.
Lo sacas de la caja y listo para usar. Solo tienes que colocar el filtro de olores en la bandeja naranja bajo la tapa y poner una bolsa de basura. Para ello, abre la bolsa por completo, déjala caer holgadamente dentro del cubo y engancha los bordes en las ranuras de las asas naranjas. Y ya está.
Y sí, lo admito: incluso siendo alguien que escribe sobre productos para el hogar para ganarse la vida, estar así de entusiasmada con un cubo de basura suena un poco loco. Pero de verdad me gusta. El mecanismo de pedal no reinventará la rueda, pero permite usarlo sin manos, mientras la tapa se cierra sola deslizándose, haciendo que su uso sea más fluido. Incluso antes de llegar a la función de compactación, el tamaño me llamó la atención. Optamos por la versión pequeña de 20 L (por nuestra minúscula cocina ya mencionada) y, aun así, es lo suficientemente grande para el día a día.
Una de mis funciones favoritas resultó ser el filtro de olores que erradica el desagradable olor a cubo de basura y las moscas de la fruta que lo suelen acompañar.
Y luego está la estrella del cubo: el mecanismo de compactación de basura. Usarlo es ridículamente sencillo: levantas la palanca plateada, la bajas sobre el contenido del cubo y empujas hacia abajo para, una vez aplanado, volver a subirla. Fácil y satisfactorio. Al instante, te encuentras con un cubo de basura muchos más espacioso en vez de parecer que pierdes la pelea contra las leyes de la física. No me atrevo a decir que triplica la capacidad, sobre todo si tienes envases o plásticos más voluminosos, pero sin duda marca una diferencia notable. Antes lo vaciaba una vez al día o día sí, día no; ahora puedo aguantar casi cinco días antes de tener que vaciarlo, lo que, en un piso compartido, es un triunfo.
Vaciar el cubo es además más fácil gracias a la inteligente ingeniería interior. En lugar de estirar las bolsas sobre las esquinas (con el riesgo de desgarros), la bolsa sencillamente se desengancha de las ranuras laterales. Sin roturas, sin derrames, sin desastres.
Dicho esto, hay un par de advertencias. Es muy tentador venirse arriba compactando y llenando hasta el tope, así que la bolsa resultante puede acabar pesando demasiado cuando vayas a vaciarla y conviene tener cuidado al levantarla. Las bolsas de Joseph Joseph aguantan muy bien, pero sería cauta con las más baratas del súper. Y aunque el compactador te permite espaciar las bajadas de basura, no lo recomiendo si no tienes un cubo aparte para los residuos orgánicos: los restos en descomposición atraen plagas si se acumulan demasiado tiempo, por muy sofisticado que sea el cubo.
Mi veredicto final. En general, el Titan me ha impresionado de verdad: tiene un diseño elegante, mantiene todo sorprendentemente limpio y la función de compactación ha reducido a la mitad las veces que bajo la basura por las escaleras. El filtro de olores es un detalle pequeño pero brillante, y a mis compañeras de piso les encanta no tener siempre el cubo a rebosar. Eso sí, es fácil pasarse compactando, lo que puede hacer que las bolsas pesen mucho, y los residuos de comida hay que eliminarlos con más frecuencia. Es sin duda una buena inversión para algo tan poco glamuroso como un cubo de basura, pero para mí, el tiempo que ahorras, la cocina más ordenada y la pura satisfacción de aplastar la basura hacen que merezca bastante la pena.
As the Household Advice Writer, Ella covers all things home – from clever cleaning tips to the organisation tricks that really do make life easier. Before joining Good Housekeeping, she was a full-time freelance writer and production journalist at The Independent’s IndyBest reviews section, where she covered reviews, roundups, and product-related news articles, focusing on areas such as homeware and lifestyle products. With a keen eye for what actually works, she’s passionate about sharing practical, well-tested advice you can rely on. You can reach her at her email address: Ella.duggan@hearst.co.uk