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En la cocina solemos esconder los utensilios en cajones, pero hay piezas que apetece tener a la vista. Las de aire vintage tienen ese “algo” que convierte cualquier cocina —por muy moderna que sea— en un lugar más cálido y vivido. Será porque nos recuerdan a las cocinas de nuestras abuelas: el olor a sopa, las mesas de madera y los cacharros al alcance de la mano. Entre esas piezas especiales, hemos encontrado en Zara Home un colador con el encanto de antes y la funcionalidad de ahora.
Se trata de un colador lacado en blanco, limpio y luminoso, que quedará precioso como objeto decorativo incluso sobre la encimera de la cocina, en una estantería abierta o colgado de una barra con ganchos. Además, tiene un precio estupendo y dos tamaños para elegir según tu espacio o tus rutinas: 20,25 cm de diámetro (7,99 €), perfecto para raciones individuales o cocinas pequeñas; y 27,8 cm (15,99 €), ideal si cocinas para varios, haces pasta a menudo o te gusta lavar mucha fruta y verdura de una vez. Elijas el que elijas, suma un toque decorativo sin esfuerzo.
El colador de cocina está fabricado con 95% acero inoxidable y 5% plástico (polipropileno). Es decir, resistente y fácil de limpiar. El acero inoxidable resiste muy bien la corrosión, no retiene olores y aguanta el uso diario sin perder dignidad; el polipropileno aporta ligereza y comodidad en los puntos donde más se manipula. Para mantener el acabado blanco impecable, un consejo sencillo: lava con esponja suave y detergente neutro, aclara bien y sécalo después. Evita los estropajos metálicos o productos abrasivos que puedan marcar la laca.
En el día a día es un colador todoterreno: escurre pasta, enjuaga hojas de ensalada, lava fresas o uvas… y, cuando no esté en acción, déjalo a la vista. Queda precioso como centro improvisado con limones, cebollas o tomates, y combina de maravilla con tablas de madera, tarros de vidrio y cerámica artesanal. Si te gusta crear bodegones, prueba a agruparlo con paños de rayas, frascos con utensilios de madera y una planta aromática: el resultado es cálido y muy “cocina vivida”.
Funciona igual de bien en cocinas nórdicas, mediterráneas o contemporáneas: el blanco lacado dialoga con encimeras claras, contrasta con muebles oscuros y suma un punto luminoso junto a electrodomésticos de acero. Y como es una forma clásica, no pasa de moda. Esa es quizá su mejor virtud: es útil, bonito y atemporal. Comprar una pieza así es apostar por lo duradero y versátil, lo que al final reduce compras impulsivas y libera espacio.
