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Un buen ejemplo de las peculiaridades de los apartamentos en Nueva York: cuando la diseñadora Christina Salway se metió a limpia su casa que había comprado en Brooklyn -y que estaba llena de basura desde el suelo hasta el techo tras décadas de abandono-, descubrió un fregadero y una cocina de gas en un armario de uno de los dormitorios. Básicamente, el lugar se había subdividido en apartamentos improvisados para diferentes miembros de la familia del anterior propietario, que vivió allí durante 90 años.
Su desafío fue convertir una casa abandonada en una vivienda unifamiliar cohesionada y descubrir dónde colocar una cocina moderna. Un proyecto tan grande podría asustar a algunas personas, pero no a una experta como Christina. Como fundadora de ElevenTwoEleven Design, tiene otras seis reformas importantes en su hogar, y un esposo y un hijo dispuestos a soportar un año de campamento bajo techo (es decir, sin agua corriente) y comiendo a base de comida para llevar.
La solución que encontró Christina fue convertir el dormitorio con esa mini cocina y vestidor en la cocina central de la casa. (Luego transformó la otra cocina existente en un dormitorio). Dado que este dormitorio en particular tenía mucha luz, estaba en la planta del salón y contaba con conexiones eléctricas y de fontanería necesarias, era el lugar natural para convertirse en la cocina familiar. "Tuvimos que volver a conectar todo", explica Christina. Mantuvo los techos de hojalata prensada y la chimenea de mármol originales, convirtió el vestidor en una despensa y colocó una placa de cocina, un fregadero (rescatado del piso de arriba) y muebles y estantes abiertos frente a las ventanas.
La cocina resultante no es que sea enorme (el recorrido de los muebles mide poco más de 3 metros, sin incluir la nevera de 60 cm), pero es muy funcional. “Si coges 3,20 m y le restas una cocina de 75 cm, un enorme fregadero antiguo y un lavaplatos grande, básicamente te queda un mueble para tablas de cortar y bandejas del horno, y otro mueble que parece encajar perfectamente", dice Christina. "Todo lo demás con lo que cocinamos a diario está ordenado en la rejilla para ollas o al alcance de la mano en los estantes de la esquina".
Christina optó por una distribución de cocina de un solo frente y explica: "Me encantaría decir que hubo mucho estudio en el diseño de nuestra cocina, pero en algunos aspectos, se diseñó sola". Por supuesto, ella prestó mucha atención a cada detalle. Para asegurarse de que los muebles tuvieran un aspecto auténtico, por ejemplo, envió el aparador antiguo que está en la despensa a sus ebanistas de Express Millwork en el Bronx y les pidió que copiaran el diseño.
La cocina resucitada parece mucho más amplia de lo que es gracias a las ventanas y al frente de cocina de altura completa. "Realmente me encanta el efecto del fente de cocina que va de la encimera al techo", dice Christina. Al igual que la despensa, "me parece fiel a la época victoriana de la casa, ya que [las casas de esa época] aúnan belleza, artesanía y funcionalidad".
Tiradores: Ebay. Encimera: Mármol carrara con borde conopial, Peter Brooks Stone Works. Frente: The Complete Tile. Cocina: Bertazzoni. Refrigerador: Liebherr. Taburetes: vintage. (Christina sugiere estos deRS Barcelona). Apliques: Big Ship Salvage. Isla, riel para ollas y grifo: antigüedades.
El vestidor convertido en despensa le brinda a la familia un lugar para guardar “todo lo demás” que no cabe en la cocina, dice Christina. Una antigua conejera de pino almacena productos no perecederos y las fuentes para servir en sus estantes, mientras que los muebles inferiores guardan pequeños electrodomésticos como una máquina para hacer gofres, una olla arrocera, un procesador de alimentos y una licuadora, así como alimentos secos, comida para perros y el papel de cocina.
La conejera es una pieza muy querida por la familia. Cuando se mudaron por primera vez, sirvió como cocina temporal, instalada en lo que ahora es el comedor con un hervidor eléctrico, un microondas, una tostadora y un hornillo. “No hace falta decir lo mucho que se utilizó”, recuerda Christina sobre ese período. "Ha hecho que nuestra familia aprecie profundamente las comodidades de tener agua corriente".
Pintura de pared: All White, Farrow & Ball. Cuadro: Aaron Hauck.
En el otro extremo, frente a la despensa, la cocina se abre al comedor, que curiosamente también contaba con un fregadero. Christina aprovechó la oportunidad para instalar un grifo de agua mineral de Grohe, y es una de sus cosas favoritas en toda la casa. Por cerca de 1.000 dólares, “fue probablemente nuestro mayor derroche”, dice. “No puedo alabar suficiente sobre lo maravilloso que es. Soy la persona más hidratada que conozco”.
Lámpara: Soho Home. Pintura: Green Blue, Farrow & Ball. Alfombra: Chairish. Espejo: Craig’s List. Mesa, aparador, sillas, cuadros: antigüedades.
