Un acogedor dúplex
Un seductor aire hogareño inunda cada rincón de este acogedor dúplex, con espacios abiertos al exterior y una decoración que invita al descanso de sus habitantes.

Una herencia, una gran oportunidad y un lugar de ensueño son el preámbulo de la historia de esta singular vivienda. La casa original —propiedad de la familia desde hacía décadas— gozaba de un generoso jardín circundante y de una extensión en metros habitables que, incluso, resultaba excesiva para el día a día de una familia actual. Vender el edificio no era una opción y compartirlo, resultaba inviable; el problema se solventó con éxito al dividir la gran vivienda en casas más pequeñas.
Se trata de dúplex individuales, uno para cada hermano, con una distribución en vertical; es decir, con dos plantas, un pequeño jardín y terraza independiente: una solución muy funcional. La pronunciada pendiente del terreno, que condiciona la curiosa planta de cada casa, también hizo posible que todas las estancias en ambas alturas disfruten de suficiente luz natural. El acceso se realiza directamente por la planta superior, donde se instalaron dos dormitorios, un cuarto de baño y el salón.
La zona de estar, decorada en la gama de los azules, cuenta con espléndidas vistas sobre el puerto y la playa. Una escalera conduce a la planta baja, con salida directa al jardín. Aquí la cocina cobra especial importancia; al ser uno de los centros de la vida familiar, su decoración se inspiró en las de antaño, con una amplia zona de comedor y muebles reciclados, como la alacena, la mesa y los taburetes del office. La intención era recibir a familiares y amigos desde primera hora de la mañana de manera informal, sin necesidad de montar la mesa del comedor. El suelo, en damero en blanco y negro, ayudó a reforzar el aire tradicional del ambiente. En especial destaca la perfecta integración de las piezas de aire retro con los modernos electrodomésticos que equipan la zona de trabajo y cocción. Ambientes mucho más sosegados protagonizan los dormitorios; todos ellos presididos por amplios ventanales, que favorecen la generosa entrada de luz natural, y decorados de forma primorosa, con cálidas telas de estampados delicados, encargadas de personalizar cada espacio. Destaca la habitación de los niños, con soluciones tan funcionales como las camas nido o las literas tipo tren.
Una elección muy acertada que garantiza el necesario espacio de almacén y, lo que es aún más importante, permite dejar una zona libre para que los más pequeños jueguen a sus anchas. Y es que, la amplitud del dormitorio permitió situar sendas camas nido en línea en un mismo frente y una litera que se apoya sobre un armario exento. De esta forma es posible invitar a primos y amigos con total libertad sin necesidad de recurrir a soluciones de emergencia. La elección de los materiales: suelos de barro, alfombras de fibras naturales y pintura en tonos crudos hacen muy sencillo el mantenimiento de un espacio con mucho trote. En definitiva, un hogar pensado para disfrutar del día a día y huir de las complicaciones.


Cómo decorar una casa práctica y funcional

En esta casa priman los tonos cálidos y la luz natural

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Parece una casa del arbol pero es para una familia