Un piso renovado con (mucho) acierto
La libre circulación de la luz y una sabia comunicación de espacios definen esta vivienda pensada para gustar y disfrutar. Un equilibrado ejemplo de carácter y saber hacer.

El gran atractivo de este piso radica principalmente en la amplitud de espacios y en la libre circulación de la luz. En un principio esto no era así; su excesiva compartimentación, típica de las casas antiguas, impedía conseguir una distribución funcional y dificultaba el acceso de la claridad a los ambientes. El gran cambio realizado fue pensado y llevado a cabo por Málamo —estudio y tienda de arquitectura de interiores y decoración— en concreto, por su directora, María Lantero Moreno, quien optó por el derribo de todos los tabiques como punto de partida de la rehabilitación.
Con la planta diáfana como base, la nueva organización se adaptó a los gustos y necesidades de sus propietarios. Destaca el gran espacio compartido por salón, recibidor, comedor y despacho; tan sólo unos discretos muretes a media altura y con cristal hasta el techo delimitan cada ambiente. Es la propia decoración, junto a la ubicación de los muebles y complementos, la que marca el ritmo interior de la casa. Gracias a esta confección a medida, como si de un traje se tratara, fue posible ampliar, mover y cambiar. Por ejemplo, la planta de la cocina se proyectó sin renunciar al área de servicio, y en el pasillo, se creó un aseo para las visitas. En los dormitorios el cambio fue radical; se renunció a la posibilidad de contar con numerosas habitaciones a cambio de metros libres en cada zona de descanso. El resultado son tres espacios de grandes dimensiones, cada uno con su cuarto de baño privado y una decoración cálida y acogedora.
Los papeles pintados que revisten las zonas de descanso y la decoración elegida, siempre muy personal, fueron las claves a la hora de combatir la posible sensación de frialdad en espacios tan amplios. Detalles puntuales en tonos intensos personalizan y equilibran espacios determinados, como el dormitorio principal, mientras que la unidad en los acabados de toda la vivienda —suelos de tarima de roble pintados en blanco y paredes revestidas con semilaca gris o papel pintado— favorecen una mayor fluidez decorativa.


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En esta casa priman los tonos cálidos y la luz natural

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