Casa familiar que destila calma
El sosiego y la tranquilidad habitan en esta casa familiar con ecos del Mediterráneo y una decoración singular, basada en los detalles personales.

Un estilo muy personal define cada ambiente de esta singular vivienda ubicada en la Costa Brava. La responsable de tan sorprendente resultado es su dueña, Beatriz Domingo, que ha trasladado su amplia experiencia profesional en el mundo de la moda a la decoración de su hogar. La propietaria de los muestrarios de ropa y complementos de la firma Bea, Bea decidió que tan exquisitas piezas también podían formar parte de los ambientes de su casa. Un rústico sencillo caracteriza la estructura del edificio, revestido con materiales y acabados propios de la zona; predomina la toba sin tratar en todos los suelos, las baldosas esmaltadas en azul y verde, y la pintura blanca que unifica los espacios. Un entorno discreto que acoge muebles y objetos muy diversos: piezas recuperadas, antiguas, vintage, incluso, algunas de ellas diseñadas por la propia Beatriz.
La cautela a la hora de elegir los colores queda patente en todos los espacios. Tonos neutros animados por pinceladas intensas que permiten crear ambientes aptos para todas las estaciones, condición básica en una vivienda concebida tanto para disfrutar de las vacaciones veraniegas como de los fríos fines de semana invernales. Un recurso infalible para conseguirlo fue apostar por el color en complementos y menaje.
La primera planta, destinada a los dormitorios, goza de un encanto especial gracias a su techo abuhardillado con vigas vistas y un original revestimiento de cañas en lugar de pintura. Prima la escasez de mobiliario, en contraste con la relevancia que se le da a los diseños de obra, como las mesillas o las repisas de inspiración ibicenca. Destaca la zona de descanso principal, instalada en un altillo abierto que concede doble altura al distribuidor del piso. Este espacio, abierto y con salida a una terraza, se mantuvo todo lo diáfano posible para dejar libre el acceso a la escalera. Una antigua cama de forja repleta de cojines hace las veces de sofá y, junto con una gran alfombra de algodón, potencia la claridad en esta confortable zona de estar que también se utiliza como vestidor.


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