Este piso tuvo la reforma del siglo
Este piso —ubicado en un edificio decimonónico— se adaptó al guión que marca la actualidad sin perder un ápice de su encanto. Todo un ejemplo de buen hacer.

En el céntrico barrio de La Latina, en Madrid, se halla este piso de algo más de 120 m2 en cuyo edificio, de finales del siglo XIX, se realizaron mejoras en eficiencia energética, con la instalación de aislamiento térmico bajo la cubierta, de accesibilidad —dos ascensores—, y una minuciosa consolidación estructural. El estado de la casa era muy deficitario; por eso, a la hora de plantearse la reforma, no fue posible conservar casi ningún material original.
Solo se salvaron la puerta de acceso, los fraileros o contraventanas exteriores de libro, y las contraventanas interiores de la fachada principal. El resto de la vivienda fue reformado de arriba abajo —tanto en la distribución como en la selección de los materiales— por el estudio Luisjaguilar Arquitectura.y por Paula Balboa y Beatriz Pinto, del estudio de interiorismo Pipa Interior Design. Gracias a ellos los muros de carga se recuperaron como columnas de madera que forman parte de la casa. La estrategia del proyecto de reforma fue adaptar los usos domésticos de finales del siglo XIX a los actuales, donde la cocina y los espacios sociales se han convertido en el centro de las viviendas.
El piso original contaba con un vestíbulo que lo distribuía en dos alas: a la derecha estaba el salón, el comedor y dos dormitorios, y a la izquierda otros dos dormitorios, dos baños y la cocina al fondo, aislada y escondida, algo impensable en las casas modernas, donde es pieza fundamental en cualquier reforma. Se optó por respetar las dos alas, pero ahora una iba a estar dedicada a zona social, con dos áreas de estar diferenciadas, una de charla y otra para ver la tele o leer, y en el lugar de los dos dormitorios se colocó un generoso comedor abierto, tanto a las zonas de estar como a la cocina. En el otro ala de la casa se respetaron los dos baños, que fue necesario reformar, y se dejaron dos dormitorios, dándole más espacio al principal que ahora cuenta con vestidor gracias al espacio de la antigua cocina.
Con la nueva distribución ya configurada, se optó por pintar la casa de blanco, para que reflejara la inmensa luz que entra por los tres balcones que dan a la fachada exterior; y entarimar el suelo en un acabado roble, incluso en los baños, para jugar al contraste. En cuanto al mobiliario, se eligieron modelos de estilo nórdico en blanco y gris y alguna pieza de diseño. Los textiles, de Atanara, ponen la nota de color, la madera la calidez y las plantas, repartidas por toda la casa, el imprescindible toque eco green.
Si te gusta este piso, puedes copiar su estilo, aquí.
Luisjaguilar Arquitectura. Interiorismo: Paula Balboa y Beatriz Pinto


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