Una vivienda mediterránea de aire rústico
En esta casa de la costa mediterránea se respira un encantador aire rústico. Paredes blancas, muebles de madera y detalles en fibra protagonizan su decoración.

Convertir una casa de vacaciones en una vivienda para disfrutar en cualquier época del año fue el objetivo del estudio de Jessica Bataille, responsable del proyecto integral de reforma de esta chalé con jardín ubicado en la costa mediterránea.
La construcción original, que data de los años 70, ofrecía una planta sin complicaciones y una distribución cómoda. Por eso, no fue necesario realizar grandes cambios estructurales, si bien se decidió integrar parte del jardín al interior de la vivienda para ganar metros útiles: el antiguo porche se añadió al nuevo salón, que tras las obras, se convirtió en un espacio amplio y luminoso con varios ambientes. La parcela cuenta con un maravilloso jardín, de unos 140 m2, y una casa que mide algo más de 80 m2, repartidos en dos alturas.
En el jardín, un cenador de estilo provenzal conduce al interior de la vivienda. En la planta baja encontramos el recibidor, un estupendo salón con zona de estar y comedor, un despacho, la cocina con despensa y un cuarto de baño con lavadero. La primera planta, que cuenta con dos terrazas, se reservó para ubicar los dormitorios y un cuarto de baño.
En las obras de restauración se fusionaron elementos originales característicos de la arquitectura mediterránea tradicional con materiales y diseños actuales. Así, arcos de piedra tosca, vigas de madera vista y paredes en color blanco se alternaron con suelos de microcemento tanto en el interior como en el exterior, una columna de hierro en el salón, cerramientos de estilo industrial y superficies de acero en la cocina. En cuanto a la decoración, el objetivo era crear ambientes cómodos e informales. Muebles de madera de estilo rústico se combinaron con telas lisas y estampadas, en tonos naturales y colores vivos, accesorios étnicos y detalles en fibra para lograr una atmósfera de frescura y libertad.
Las claves de la decoración:
Crear ambientes frescos, cálidos y luminosos. Para potenciar al máximo la entrada de luz natural, se jugó con el efecto del color de las paredes. Son todas blancas, excepto las de la cocina, de microcemento en un gris muy claro, y el cuarto de baño, en beis.
Se introduce el color a través de telas y complementos. Con sutiles y acertadas pinceladas de tonalidades intensas se consiguió que los ambientes ganaran riqueza visual.
En cuanto al mobiliario, dominan las piezas de madera de estilo rústico


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