- 65 casas de campo bonitas de todos los estilos: rústicas, estilo farmhouse, modernas o tipo cottage
- 78 cocinas rústicas bonitas, prácticas y con mucho encanto
- 38 escaleras decorativas que son tendencia: ideas que te servirán de inspiración para tu casa
En el pueblo de Segovia donde se ubica esta preciosa casa de campo de 450 metros cuadrados, existe una normativa que regula el tipo de fachada, de teja de la cubierta e incluso su inclinación, para mantener la estética e integrarse. Por eso, de entrada, los propietarios y el estudio Hendel y Torres Arquitectos estuvieron buscando viviendas para reformar, "pero por una cosa o por otra no cuadraban con lo que querían los propietarios, y se empezó a barajar la posibilidad de que fuera obra nueva, aunque con una sensibilidad que recordase a construcciones centenarias. El proyecto partía de una idea de integrarse con el lugar, y convertirse en una casa que parezca que haya estado desde el inicio del desarrollo del núcleo urbano de la localidad, tanto por los materiales utilizados como por su geometría. Por ello, se diseñó una casa íntimamente ligada al paisaje de la zona. Desde la entrada, la casa parece una aglomeración de volúmenes, que recuerdan a las casas existentes en el casco antiguo del pueblo".
La casa se organiza como una agregación de volúmenes que dialoga con la arquitectura del casco antiguo. "Desde la entrada, la casa parece una aglomeración de volúmenes, que recuerdan a las casas existentes en el casco antiguo del pueblo". El interior mantiene ese juego de llenos y vacíos, alternando alturas y orientaciones que permiten controlar vistas y luz: "Las aperturas en la envolvente se han estudiado para obtener vistas controladas de la parcela desde las diferentes estancias, y aprovechar las vistas a las montañas". Se trata de una vivienda de cinco dormitorios, cuatro con baños en suite, aseo de cortesía, cocina, salón, comedor y una familia room además de espacio para lavandería.
El acceso se resuelve mediante un zaguán tradicional, empedrado con galets de Alteret y con paredes de ladrillo de barro recuperado entre vigas de madera. Es un espacio concebido para el día a día rural, con percheros y un banco para descalzarse "con las botas con barro del campo a la entrada". Desde ahí se accede directamente al gran salón-comedor, un volumen de 90 m² con doble altura y ventanales en esquina, que los propietarios tenían claro desde el inicio: "El proyecto empezó por lo que llamaban el esquinazo del salón – era imprescindible tener esa ventana en esquina que daba tanto a la parcela de pasto colindante como hacia las vistas de la sierra".
En planta baja, el salón se abre por un lateral hacia la suite principal, que se alcanza a través de un despacho unido por una chimenea de doble cara. Esta planta acoge también la cocina —separada por una gran puerta corredera— donde se combinan el suelo porcelánico de Porcelanosa con una alfombra hidráulica de Francisco Segarra, la campana y fuegos en azul de Lacanche y un mueble antiguo restaurado que funciona como isla. El uso de materiales recuperados recorre toda la casa: "Es una vivienda realmente ecológica porque casi todos los materiales de construcción han sido recuperados: las tejas de la cubierta, la piedra de la fachada, las vigas, dinteles y pilares de madera aserrada, hasta las puertas…".
La escalera curva conduce a un distribuidor con barandilla de vidrio que mira a la doble altura del salón. En esta planta se encuentran otros tres dormitorios con sus baños en suite y la "family room", un espacio versátil concebido para descanso o lectura. "Esta ‘family room’ tiene las mejores vistas a la montaña, donde se puede disfrutar de un libro en el banco del ventanal".
Cada dormitorio presenta una composición propia, con materiales y mobiliario diferente: una cercha de madera laminada con ladrillo recuperado en uno, un mural de Wall & Deco azul y blanco en el que alberga la bañera exenta, el Zellige turquesa de Marazzi para el dormitorio o las combinaciones de mortex en los baños más contemporáneos. "Texturas naturales, rústicas, atemporales, pero con personalidad, y diferentes en cada baño, para que cada estancia tenga su carácter propio / original, como suites diferentes en un hotel rural", explican. La gama cromática se apoya en tonos tierra, caliza, madera y terracota, con acentos puntuales como el azul clásico de la cocina o las flores del baño principal.
La sostenibilidad ocupa un papel estructural. Además del uso extensivo de materiales recuperados, la vivienda incorpora suelo radiante y refrescante, lo que reduce consumos y estabiliza el confort térmico: "La sostenibilidad es muy importante en esta casa, gracias a la instalación de geotermia". También se destaca el trabajo de los oficios locales, especialmente en la colocación de la piedra de fachada: "Es una manera de trabajar la piedra que se está perdiendo en España… dicen que ya en la zona solo quedan un par de personas que sepan colocar la piedra mampuesta de esa manera".
Los propietarios han intervenido directamente en parte del mobiliario, restaurando piezas antiguas, diseñando otras con un herrero local o creando elementos a mano, como el lavabo cerámico del aseo. La iluminación, diseñada por Ricardo Morcillo, apunta en la misma dirección: sistemas lineales ocultos en vigas y encuentros de piedra, luminarias opales y balizas exteriores que "revelan la calidez material" y permiten que la noche recupere la oscuridad natural del paisaje.
"La inspiración clara es la arquitectura vernácula de la zona, y la personalidad y la forma de vivir de los propietarios". Ese diálogo entre memoria y uso cotidiano es lo que articula cada estancia de esta casa nueva que utiliza materiales salvados para construir una vida en continuidad con el lugar.
Más información: @hendeltorres







































