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Rodeada de vegetación y apartada del ritmo urbano, esta casa de 200 metros cuadrados ofrece a sus propietarios la sensación de vivir en un exclusivo resort privado. Inspirado en las últimas tendencias de diseño vistas en Milán, su interior combina suelos de travertino con una cocina de fuerte contraste y dormitorios que destilan el inconfundible estilo italiano. En todos los espacios, el diseño contemporáneo se funde con la sofisticación europea. Tal y como asegura Pazit Winer, fundadora del estudio que lleva su nombre y amiga de la infancia de la familia, "más allá de las tendencias, la vivienda se concibió para transmitir la serenidad refinada de un resort boutique. Este proyecto fue una auténtica alegría, aún más especial por el hecho de que el cliente no solo es un gran amigo, sino también mi vecino, justo al otro lado de la calle. Esa cercanía hizo que el proceso fuera fluido, dinámico y muy agradable".
El proyecto partía literalmente de cero: la vivienda, organizada en dos niveles, era un lienzo en blanco. Solo existía la estructura básica, sin divisiones ni acabados. La planta baja se destina a las zonas de encuentro, con una cocina a medida y su isla central, comedor, salón familiar y un baño de cortesía que se abre al jardín con piscina, mientras que la superior alberga la suite principal con vestidor y baño en suite, además de dos dormitorios para los hijos adolescentes. En total, la casa cuenta con seis dormitorios. A partir de esa base, Pazit Winer ideó junto a los propietarios un interiorismo moderno y ecléctico, concebido para combinar la sofisticación contemporánea con una sensación permanente de relax.
Desde el acceso, el suelo de travertino natural conecta visualmente todos los espacios de la planta baja y se prolonga hasta el jardín, un recurso que refuerza la continuidad entre el interior y el exterior. En el corazón de la vivienda se sitúa la cocina, concebida como un volumen escultórico y funcional a la vez. Su fachada de madera oscura contrasta con una imponente isla central de acero inoxidable de aspecto monolítico, una pieza que actúa como eje visual del espacio y refleja la tendencia milanesa de combinar materiales opuestos para generar textura y profundidad. Integra además una despensa oculta y se abre directamente al comedor.
El comedor y la zona de estar se articulan en torno a grandes ventanales y puertas correderas que inundan el espacio de luz natural. Muebles de formas depuradas, lámparas escultóricas y textiles en tonos neutros aportan serenidad. La diseñadora recurre a una paleta de color que se mueve entre los beige piedra, los marrones suaves y los grises cálidos, siempre con algún acento metálico que aporta brillo. El salón familiar, por su parte, es más recogido y se abre igualmente al jardín mediante un sistema de paneles de vidrio que permite disfrutar de la vegetación exterior y de la piscina turquesa visible desde casi todos los ángulos. Aquí, la carpintería a medida con iluminación integrada crea un juego de luces sutil que acompaña los cambios del día.
En el exterior, la continuidad del pavimento de travertino entre el interior y la terraza amplifica la sensación de amplitud. El jardín se convierte así en una extensión natural del salón, con zonas de descanso, vegetación frondosa y una piscina que actúa como eje visual. El conjunto transmite el ambiente de un pequeño resort, pensado tanto para el descanso como para las reuniones al aire libre.
La planta superior está dedicada a las estancias privadas. El dormitorio principal se plantea como una suite, con vestidor a medida cerrado por frentes de vidrio color champán y un baño en suite de estética spa. Aquí, las superficies de travertino se combinan con detalles en madera oscura y una iluminación ambiental oculta que acentúa el carácter relajante del espacio. "Queríamos que el baño tuviera una atmósfera de refugio, un lugar donde desconectar", señala la diseñadora. En las otras habitaciones, el diseño mantiene la misma coherencia estética: tonos neutros, materiales naturales y mobiliario empotrado que maximiza el espacio sin saturarlo. El pavimento de parquet en la planta superior aporta calidez y equilibrio frente al travertino de la planta baja, mientras que las paredes en tonos piedra unifican la imagen general de la vivienda.
Más información: @pazitwiner





























