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La intervención arquitectónica en esta casa de 250 metros cuadrados y dos plantas, nace de la voluntad de crear un hogar que refleje la personalidad dinámica de su propietario, un joven empresario apasionado por la arquitectura y el diseño contemporáneo. "Nuestro objetivo era desarrollar una atmósfera joven y sofisticada, donde cada elemento arquitectónico y decorativo contribuyera a generar una experiencia espacial única y cohesiva", explica Lucas Fernandes, al frente del estudio Lucas Fernandes Arquitetos, a cargo de la reforma.
La aproximación se fundamentó en la conservación inteligente de los elementos estructurales preexistentes, centrando la intervención en la reorganización espacial mediante soluciones de carpintería a medida y materiales previamente seleccionados. El pavimento original (una composición geométrica de franjas alternas en mármol crema marfil y negro absoluto) se convirtió en el leitmotiv del proyecto, inspirando toda la paleta cromática y las decisiones compositivas. "Trabajamos desde el concepto de contrastes equilibrados: claro y oscuro, cálido y frío, texturas suaves y rugosas. Esta dialéctica genera una narrativa visual que recorre y unifica todos los ambientes de la casa", detalla el estudio. Lejos de ocultarlo, el estudio decidió convertirlo en protagonista a través de una alfombra orgánica. Esta estrategia permitió contextualizar las franjas de mármol y darles un nuevo sentido dentro del conjunto.
Los paneles de roble oscurecido envuelven gran parte del interior y funcionan como hilo conductor, resolviendo a la vez necesidades prácticas, como puertas ocultas o almacenamiento integrado, aportando continuidad visual. Esa piel de madera ofrece un telón de fondo cálido para la colección de mobiliario y arte del propietario, reforzando el carácter personal del proyecto.
En la planta baja, la zona social se organiza en torno a la sala de estar y el comedor. Ambos espacios quedan vinculados por una alfombra negra de forma orgánica que flota sobre el pavimento rayado, generando una transición fluida entre las distintas áreas de convivencia. La terraza prolonga este lenguaje, con maderas cálidas, vegetación y acentos cromáticos que amplían la experiencia hacia el exterior y componen un lugar para la contemplación.
El dormitorio principal combina piezas de carácter llamativo en un claro contraste con el sosiego de la madera. El resultado es un refugio íntimo que dialoga con el resto de la vivienda pero preserva un aire más recogido. La transición cromática, planteada de manera progresiva, permite que los tonos neutros del área social desemboquen en matices más expresivos en esta zona privada y, finalmente, en la terraza, donde la vegetación completa la paleta.
La curaduría de diseño es otro de los ejes del proyecto. Lucas Fernandes Arquitetos integró piezas de grandes nombres del modernismo brasileño. Jean Gillon, con sus líneas orgánicas y el uso de maderas nativas, Jorge Zalszupin, maestro en sintetizar el rigor geométrico con la sensualidad tropical, o Zanine Caldas, con sus escultóricas piezas talladas en macizo, están presentes en esta casa. Cada uno aporta un fragmento de la identidad cultural del diseño brasileño, trasladado ahora a un contexto contemporáneo. Una obra de Marcelo Gandhi ocupa un lugar central en la estantería del salón, enlazando las referencias históricas con el arte actual y reforzando la idea de puente generacional.
Más información: lucasfernandesarquitetos.com.br