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Tras varios años viviendo en su piso de Sanchinarro, Madrid, este matrimonio decidió convertir el ático en el hogar que siempre habían soñado. ''El principal reto fue redefinir por completo la distribución de la vivienda para potenciar la luz natural y mejorar los flujos de circulación, aportando una lógica espacial más intuitiva y armónica'', explica la interiorista María del Valle. Diseño a medida, tratamiento de la luz, arte y equilibrio cromático fueron los pilares de un proyecto donde todo gira en torno a quienes lo habitan.
La zona de día se trata de un único espacio abierto donde cocina, comedor y salón conviven de forma fluida. Uno de los principales cambios fue rediseñar por completo esta área para lograr una circulación más lógica y confortable, aprovechando al máximo la luz natural.
Las paredes se revistieron con un papel pintado en tonos cálidos que aporta textura y profundidad, acompañado por molduras en forma de cuadrantes. La iluminación también adquiere protagonismo: dos estructuras cuadradas en el techo, con luz led indirecta y regulable integrada en molduras, definen visualmente las zonas de estar y comedor. El arte, cuidadosamente seleccionado y realizado a medida, refuerza el carácter personalizado del proyecto, enmarcando el conjunto con piezas alineadas con la paleta cromática del espacio.
El salón se proyecta como una extensión visual de la terraza. La presencia de amplios ventanales suponía un reto técnico a la hora de integrar la televisión. Para resolverlo, se optó por un soporte articulado anclado a pared, que permite orientar la pantalla según las distintas situaciones: desde una tarde relajada en pareja hasta encuentros informales con amigos. Esta solución versátil evita reflejos y mantiene una estética limpia y ordenada.
Situado en el centro del espacio, el comedor funciona como punto de conexión entre cocina y salón. Se escogió un aparador de madera de roble que cumple una doble función: sirve de apoyo a la mesa y oculta la trasera del sofá, aportando orden visual y practicidad.
La mesa y las sillas, originales de los clientes, se conservaron e integraron en el proyecto, ganando protagonismo gracias a dos luminarias suspendidas diseñadas a medida en tonos tejas. Su disposición en pareja agrega verticalidad, calidez y equilibrio visual.
La cocina de diseño abierto se vincula al comedor a través de una península con barra que permite un uso flexible en el día a día. Tres luminarias colgantes, alineadas sobre los taburetes, crean ritmo y dan continuidad visual al conjunto.
El elemento más singular de este ático es, sin duda, su terraza. Gracias a una cuidada transición visual y funcional con el salón —mediante ventanales de gran formato—, se ha conseguido que esta zona exterior actúe como una prolongación del espacio interior.
Para reforzar esa continuidad, se seleccionaron piezas de mobiliario en madera natural, que otorgan calidez y coherencia estética con el interior. Además, se acondicionó el espacio incorporando luminarias calefactables y estufas de gas que permiten disfrutar de la terraza también en las épocas más frías.
En el dormitorio principal se trabajó con la superposición de capas para construir una pared protagonista en la zona del cabecero. Sobre una base de papel pintado con estampado, se añadieron molduras decorativas que enmarcan visualmente el conjunto. A continuación, se integró el cabecero que ya tenían de los clientes, seguido por la cama y una cuidada selección de cojines dispuestos en tres líneas, combinando distintos estampados dentro de la misma gama cromática para aportar profundidad y coherencia.
El resto de paredes se revistieron con el mismo papel, pero en su versión lisa, generando así un fondo neutro que equilibra el conjunto sin restar protagonismo al cabecero.
Para completar el espacio, se diseñó un mueble a medida que da servicio al vestidor, con capacidad para almacenar bolsos, zapatos y complementos. Además, se dejó un hueco funcional pensado como punto de trabajo ocasional, ideal para los días de teletrabajo.
Proyecto de reforma parcial, interiorismo, amueblamiento, decoración, estilismo, y arreglos florales: María del Valle Interiorismo.
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).