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La vivienda concebida por Clayton Korte responde a la idea de un refugio refinado donde la luz natural, la fluidez espacial y los detalles artesanales se combinan para crear un hogar contemporáneo. Con una superficie de más de 490 metros cuadrados, la casa se articula en torno a dos volúmenes de cubierta a dos aguas unidos por un vestíbulo acristalado que actúa como umbral: conecta las zonas públicas y privadas de la planta principal y, al mismo tiempo, revela el gran patio trasero con piscina.
La fachada principal transmite discreción. Desde la calle, la vivienda parece de una sola planta gracias a la volumetría contenida y la cubierta a dos aguas. Los revestimientos en tonos claros se combinan con carpinterías negras y detalles en madera, logrando un equilibrio entre modernidad y calidez. En la parte posterior, sin embargo, la casa se abre por completo: grandes paños de vidrio y terrazas conectan con la piscina, que se convierte en el verdadero corazón del proyecto.
Desde el acceso, la entrada de vidrio se convierte en el primer gesto de apertura. El pavimento de madera de roble, dispuesto en un patrón singular, anuncia la atención al detalle que recorre toda la vivienda. La transparencia del vestíbulo muestra de inmediato la vida al aire libre: un oasis con áreas cubiertas, cocina exterior y un jardín presidido por un gran árbol que proyecta sombra junto a la piscina.
En el ala pública se despliega el gran salón de techos altos, donde cocina, comedor y estar se integran en un único espacio bajo un volumen abuhardillado. La fotografía revela un interior dominado por una paleta neutra que acentúa materiales nobles: madera, mármol y carpinterías oscuras que aportan contraste. La isla de cocina, realizada en una pieza de mármol con caída en cascada, se combina con mobiliario en madera y frentes negros satinados.
Por su parte, el comedor, presidido por una mesa de madera maciza y rodeado de sillas tapizadas en gris, se sitúa junto al ventanal que abre al exterior. Sobre él, tres lámparas circulares suspendidas con esferas de vidrio aportan un aire escultórico y contemporáneo. La continuidad visual hacia la sala de estar mantiene la fluidez espacial. Allí, el foco lo ocupa la chimenea, revestida en piedra clara y enmarcada por paneles de madera oscura, que dialoga con estanterías empotradas en los laterales.
El ala privada reúne el dormitorio principal y su baño en suite, donde la luz vuelve a ser protagonista. Un gran ventanal enmarca el paisaje en la habitación, mientras que en el baño un lucernario inunda de claridad la bañera exenta y los revestimientos de mosaico en tonos grises. El diseño busca un equilibrio entre intimidad y amplitud, utilizando materiales cálidos como la madera en los muebles suspendidos para suavizar el rigor geométrico de los acabados pétreos.
Una escalera central de peldaños abiertos y barandilla metálica conduce a la planta inferior. Allí se despliegan las habitaciones de invitados y un amplio family room que se abre directamente al exterior mediante puertas correderas de vidrio que desaparecen al integrarse en los muros. Este espacio se prolonga hacia la terraza cubierta con chimenea, la cocina al aire libre y el área de piscina. En total, más de 40 metros cuadrados de superficie exterior techada que facilitan la vida al aire libre y refuerzan la conexión entre interior y exterior. El juego de luces y sombras a lo largo del día modifica la percepción de cada espacio. Como concluye Paul Clayton, arquitecto principal del estudio: “Los espacios que se despliegan brindan una sensación de descubrimiento para residentes e invitados”.
Más información: claytonkorte.com