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Mudarse a la última planta de un edificio emblemático no era una decisión improvisada para el arquitecto Orlando Denardi. Junto a su marido, Arthur, llevaba casi una década viviendo en un apartamento que él mismo había diseñado, pero la oportunidad de adquirir un ático dúplex en el conocido edificio "Cenourão", obra del arquitecto moderno Ary de Queiroz Barros, terminado a principios de los años ochenta, abrió un nuevo capítulo, “buscábamos crear un oasis privado en contacto con la luz”.
"Buscábamos un espacio abundantemente iluminado que nos permitiera crear un oasis privado en contacto con la luz, la brisa y la vegetación", explica Denardi. Un hogar conectado a una preciosa terraza.
Con 125 metros cuadrados repartidos en dos niveles, la casa ofrecía un potencial evidente, pero también retos: un trazado fragmentado, líneas irregulares y una falta de privacidad respecto a los edificios vecinos. La reforma se planteó como una reconfiguración completa que eliminara compartimentaciones y conectara visual y físicamente los espacios. Entre los cambios más significativos estuvo la supresión de la antigua zona de servicio y el aseo, desplazados junto a la cocina para abrir un nuevo salón.
En el exterior, el viejo deck de madera y la piscina de hormigón elevada dieron paso a una terraza al mismo nivel que el interior, favoreciendo la integración. El arquitecto diseñó un alero semicircular en perfiles metálicos y paneles cementicios que dialoga con las curvas originales del edificio y protege los nuevos cerramientos de aluminio y vidrio, instalados sobre guías embutidas en el suelo. La nivelación interior-exterior y el uso continuo de mármol envejecido, paneles de madera clara y ladrillo de adobe crean una unidad visual cálida y acogedora.
El acceso introduce a un vestíbulo revestido en madera hasta el techo, donde las puertas se camuflan y la iluminación se apoya en piezas como el aplique Presa de Estúdio Orth y un tótem rústico con jarrón de la ceramista Isadora Mourão. Al cruzar la puerta principal, la luz natural y la visión conjunta de cocina, balcón y salón marcan la experiencia. La sala se expande al abrir los grandes ventanales, y el techo curvo —con iluminación indirecta— retoma las formas redondeadas de la escalera y el alero.
La paleta del salón parte de un tapiz que transita del verde al terracota. El sofá C113 V2 de Marcus Ferreira para Carbono, tapizado en verde, se combina con sillones Tobogã de cuero caramelo (Vírgula Ovo), bancos Sonia de Sérgio Rodrigues, una mesa de centro C404 en madera de jequitibá y una estantería Wire Frame para libros y objetos. Entre las piezas personales, un cuadro heredado del artista Antônio Soriano. Frente a este conjunto, la butaca y mesa Nós, edición limitada de Luciana Martins y Gerson de Oliveira junto a Célio Braga, conviven con esculturas metálicas de Estúdio Orth y una pieza mural de P.roduto.
La terraza, ahora libre de la piscina original, incorpora una bañera y pavimento pétreo hasta los muros perimetrales. Las jardineras se sustituyen por grandes macetas cerámicas, entre las que destaca una palmera de cinco metros que aporta sombra, privacidad y un contrapunto verde visible desde el interior. Entre las piezas de mobiliario exterior, butacas 22 de Paulo Mendes da Rocha y la Caçua de Sérgio J. Matos.
En la cocina, la recuperación de la losa y la escalera de hormigón exigió dos meses de trabajo para eliminar capas de pintura. El mobiliario negro oculta los electrodomésticos, mientras que el cuarzo verde esmeralda en encimera e isla aporta textura y color. La mesa redonda de cuero caramelo de Marcus Ferreira se rodea de sillas Chroma de Felipe Protti, y bajo la escalera destaca una lámpara de neón de Kleber Matheus.
La planta superior de la casa acoge la sala privada y la suite. La primera combina dos chaise longues Vice-Versa con una mesa para objetos de viaje y obras como una escultura suspendida de la colección familiar. En el dormitorio, el arquitecto recurrió al azul Klein en el pórtico, en recuerdo del mobiliario de su antigua casa, y eligió la cama Tiras de Vírgula Ovo, galardonada en el Museu da Casa Brasileira. Fotografías, lámparas y piezas de diseño brasileño completan un espacio que, como el resto del ático, refleja la biografía y la mirada arquitectónica de su propietario.
Más información: @orlandodenardi
































