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Algunas personas creen firmemente en que tiempos pasados fueron mejores, y de algún modo están en lo cierto. En una sociedad donde la prisa es la norma y donde todo lo queremos al instante, proyectos como el de esta casa nos invitan a reflexionar –con una mirada teñida de añoranza– sobre el valor del esfuerzo y la dedicación.
Se trata de la vivienda familiar de Iratxe Gorostizaga, técnico superior en dirección de obras y decoración, y licenciada en Bellas Artes. Ubicada en un pequeño pueblo de Vizcaya, la casa fue construida en los años setenta por su abuelo, que era albañil. Junto con su abuela, levantaron su hogar ladrillo a ladrillo, con sus propias manos, en un proceso cargado de amor e ilusión. Casi medio siglo después, como nieta y actual habitante de la casa, Iratxe decidió actualizarla para convertirla en un nuevo escenario donde seguir escribiendo su historia familiar.
''Tras muchos años soñando con la casa ideal, quise transformar mi hogar de infancia sin borrar su memoria, sino resignificándola: mantener su esencia, pero adaptándola a nuestra vida actual''
Primero intervino la planta baja, que en su día albergó la cuadra con animales. Años después llegó el turno de la planta superior, el espacio donde hoy vive con su familia. ''Fue un proceso muy intenso y especial: mientras dirigía la obra, nació mi segunda hija. ¡Podría decirse que llegó con un hogar bajo el brazo!'', recuerda Iratxe Gorostizaga.
Los 110 metros cuadrados de esta segunda planta fueron diseñados al detalle. Cada decisión responde a las necesidades de la familia: espacios visualmente abiertos, pero con la posibilidad de independizarlos mediante cerramientos de madera de roble y cristal.
La cocina, diseñada completamente a medida con muebles lacados, se ha convertido en el corazón de la casa. Los grandes ventanales inundan de luz natural todo el ambiente y conectan con una terraza que mira al jardín. La isla central sirve de apoyo en la zona de trabajo y se prolonga en una mesa de madera de Ethnicraft que aporta calidez.
Desde la cocina se accede directamente al salón y al recibidor. Esta zona pública está totalmente orientada al jardín, que rodea la vivienda y funciona como una extensión visual del interior. En el salón, Iratxe Gorostizaga diseñó un mueble a medida que integra una puerta corredera para ocultar la televisión —''no soy especialmente amiga de tenerla siempre a la vista''—. Debajo colocó una chimenea eléctrica que la familia utiliza con frecuencia durante los días fríos del invierno.
Para conservar la identidad original de la casa, mantuvo las vigas y pilares de hormigón vistos. ''Me conmueve la belleza imperfecta del trabajo artesanal, y quería que siguiera presente como homenaje a quienes la construyeron'', detalla la interiorista.
Bajo el ventanal del salón, con vistas al amplio y luminoso jardín, concibió un rincón de lectura con una bancada que aprovecha los laterales y la parte inferior como espacio de almacenaje.
Para el baño de uso común eligió un porcelánico tipo terrazo en tonos tierra, en recuerdo al terrazo original que cubría la terraza de la casa. El mueble, diseñado en un bonito verde bosque de Salgar, complementa los matices cálidos del revestimiento y del marco de madera del espejo.
El dormitorio principal se conecta con un vestidor desde el que se accede al baño en suite. En la pared del cabecero, la interiorista colocó un papel pintado con texturas de inspiración étnica que contrasta con las mesillas de noche en madera de Crisal, de estética más clásica.
El baño, revestido con piezas que imitan piedra natural y dos lavamanos efecto mármol, se completa con un mueble a medida en madera.
''Este proyecto ha sido mucho más que una reforma. Ha sido una forma de reconciliar pasado y presente, de honrar mis raíces mientras construyo el hogar donde mi familia seguirá creciendo. Una casa con alma, tejida entre recuerdos y nuevos comienzos'', concluye Iratxe Gorostizaga. A nosotros, desde luego, nos ha llegado al corazón.
Proyecto: Iratxe Gorostizaga Interiorismo.
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).
































