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Casa de los Abuelos es un proyecto de reforma integral con un marcado carácter emocional, realizado por Homu Arquitectos. Ubicada en una pequeña aldea rodeada de viñedos en la comarca vinícola de Utiel-Requena, Valencia, la intervención transforma una vivienda rural tradicional en "un refugio contemporáneo pensado como lugar de encuentro para tres generaciones", cuentan desde el estudio. Con una superficie construida de 680 m², el proyecto combina arquitectura emocional y técnica para conectar el pasado con el presente.
La reforma parte del deseo de recuperar la antigua casa familiar de campo de uno de los fundadores del estudio como espacio de convivencia, retiro y memoria. El inmueble original, de dos plantas, mostraba las huellas del tiempo y de una sucesión de ampliaciones que comprometían tanto la entrada de luz natural como la estabilidad estructural.
La primera actuación consistió en reforzar la cimentación, deteriorada en algunas zonas, eliminar los volúmenes añadidos y devolver a la vivienda su volumen inicial. Esto permitió liberar el patio trasero y convertirlo en una gran estancia exterior abierta y funcional.
La nueva distribución se organiza en torno a los muros y pilares existentes, que guían la reorganización de los espacios. En la planta baja se conservaron elementos clave como el hall de entrada y la puerta original, reforzando el vínculo con la historia del edificio. En esta planta se ubican dos dormitorios, un baño, la cocina abierta al comedor, el salón y un gran porche cubierto diseñado como sala de estar exterior para compartir momentos en familia. La planta superior se destina al descanso y acoge los dormitorios restantes junto a una terraza-mirador orientada hacia los viñedos. Este espacio rinde homenaje al abuelo del arquitecto, que solía subir allí para contemplar el paisaje.
Uno de los pilares fundamentales de la intervención fue la recuperación y reutilización de materiales originales, integrados de forma respetuosa en la nueva arquitectura. Se conservaron y reutilizaron puertas antiguas, piezas de mobiliario, ladrillos macizos y vigas de madera que permanecen vistas, aportando autenticidad y calidez al conjunto. Estos elementos dialogan con materiales contemporáneos seleccionados por su relación con el entorno y por su capacidad para perdurar. El proyecto combina muros de piedra vista y lienzos encalados en blanco, un pavimento continuo de hormigón pulido con árido rojizo local en la planta baja y suelo de roble natural en la planta alta.
La casa, concebida para un uso estacional y flexible, "incorpora soluciones técnicas que garantizan el confort reduciendo el mantenimiento. El pavimento del patio es continuo para facilitar su limpieza, la vegetación es xerófila, los sistemas de climatización pueden controlarse a distancia y tanto el riego como la piscina se gestionan mediante sistemas automatizados". Gracias a estas soluciones, la vivienda permanece preparada para ser habitada en cualquier momento, incluso tras largos periodos desocupada.
El porche de la planta baja y la terraza-mirador de la planta superior son piezas clave del proyecto. El porche extiende la vida doméstica al exterior y proporciona sombra durante las horas de mayor insolación, mientras que la terraza-mirador recupera su función como espacio para la contemplación y la tertulia. Esta conexión con el paisaje y el entorno refuerza la idea de hogar como refugio, vínculo y legado.