El piano seguía allí, esperando. Después de décadas de silencio, las teclas amarillentas de marfil conservaban la memoria de una mujer que había decidido estudiar música no por amor, sino por supervivencia. Era la única manera de conseguir independencia económica para una señora de su posición en el siglo XIX. Cuando las arquitectas Berenice Moran y Laura Gayo entraron por primera vez en Can Blai, acompañando a los que se convertirían en sus nuevos propietarios, ese piano era el corazón de una casa que había permanecido intacta durante generaciones.

La conexión fue instantánea. Entre los herederos y los futuros dueños, entre estos y la casa, y también entre las profesionales y el proyecto que cambiaría sus carreras. Can Blai, una vivienda unifamiliar de tres plantas en el centro histórico de Felanitx, se presentaba como un rompecabezas arquitectónico donde cada pieza tenía su historia.

casa mallorquina reformadapinterest
Neus Pastor

El médico que les abrió la puerta aquel verano de 2018 había crecido entre esas paredes. Su trabajo le había obligado a abandonar la isla, pero la casa permanecía como un museo involuntario de la vida familiar. ''La planta noble conservaba los muebles, tapices, cortinas e incluso el piano, la posesión más preciada de la antigua dueña'', una mujer que había convertido su obligación en pasión y que ahora, desde el recuerdo, presidiría la transformación de su antiguo hogar.

Pero si la planta principal era un tesoro, el resto de la propiedad contaba otra historia. Los añadidos posteriores al edificio original del siglo XIX habían envejecido mal. La estructura se resquebrajaba, la cubierta a dos aguas impedía disfrutar de las vistas sobre Felanitx, y los espacios compartimentados ahogaban la luz natural. La casa pedía a gritos una intervención que respetara su alma mientras la preparaba para una nueva vida.

casa mallorquina reformadapinterest
Neus Pastor

Una historia providencial

La historia de Can Blai comenzó adosada a la iglesia del convento de la Providencia. Construida para alojar al párroco, la vivienda conserva aún las vidrieras de la iglesia pegadas a sus muros y, en el ábside, la puerta que comunicaba ambos espacios. Y es que la casa siempre ha sido un lugar donde convergen la vida cotidiana y algo más elevado.

Durante las obras, una sorpresa arqueológica confirmó esta vocación especial. Al vaciar el aljibe de recogida de agua de lluvia –imprescindible en cualquier edificio histórico mallorquín–, descubrieron un pequeño túnel que comunicaba con otro espacio. Era un aljibe abovedado que ocupaba gran parte de la planta baja y cuyo acceso había sido sellado años atrás. Decidieron recuperarlo, instalando una escalera minimalista que lo incorpora al espacio expositivo de la casa.

casa mallorquina reformadapinterest
Neus Pastor

Los nuevos propietarios, ella curadora de arte y él músico, no buscaban simplemente un hogar. Su visión para Can Blai era la de crear un espacio multifuncional en constante evolución: un lugar donde el arte, la comunidad y la vida doméstica se entrelazaran sin conflictos.

Durante el verano, la casa acogerá artistas en residencia. A lo largo del año, dará la bienvenida a invitados, albergará conciertos, exposiciones, cenas, representaciones y talleres para niños. Can Blai funcionará como galería, restaurante, hogar y escenario, siempre flexible, siempre vivo.

casa mallorquina reformadapinterest
Neus Pastor

Para que esta multifuncionalidad fuera posible, las arquitectas entendieron que la verdadera intervención exigía una apertura radical. Los espacios centrales de Can Blai fueron liberados, transformados en una planta abierta continua sin elementos que interrumpieran el flujo. Cada rincón debía poder adaptarse con facilidad a distintos usos.

casa mallorquina reformadapinterest
Neus Pastor
mesa de comedor y banco de madera con mural abstracto en la paredpinterest
Neus Pastor

Las paredes dejaron de ser barreras para convertirse en superficies activadas, equipadas con funciones integradas pero manteniendo una textura cruda y honesta. Revestidas con morteros naturales, actúan como un fondo neutro sobre el que la luz, el arte y las personas cobran protagonismo.

cocina en madera con isla centralpinterest
Neus Pastor
sofá de obra y arco de piedrapinterest
Neus Pastor

La fachada posterior, antes cerrada, ahora respira. Grandes nuevas aperturas conectan la casa con el patio trasero, inundando el interior de luz natural y trayendo el Mediterráneo hacia dentro. Los ejes principales de la casa se extienden sin interrupciones, ofreciendo continuidad visual y espacial.

patio mallorquínpinterest
Neus Pastor

La elección de materiales refleja una filosofía clara: los materiales naturales anclan la arquitectura a la tradición de la isla. El suelo continuo de microcemento sin juntas fluye de una estancia a otra. Las paredes de mortero, sin ornamento y con honestidad, reflejan y absorben la luz con dignidad serena.

No hay decoración innecesaria, solo estructura, luz y presencia. El resultado es una arquitectura que desaparece al servicio de la experiencia. En Can Blai, la vida, la luz y la comunidad son las verdaderas protagonistas en un espacio mínimo con posibilidades máximas.

piscina con paredes de piedrapinterest
Neus Pastor

En el patio trasero, oculto tras muros de piedra y tiempo, se encontraba un viejo celler (bodega) oscuro y silencioso. Los nuevos propietarios imaginaron para él algo radicalmente distinto: un refugio creativo donde no hubiera normas, solo posibilidades. Un espacio que fuera música y silencio, juego y contemplación.

sofá con tapiz antiguo de fondo y estructura de hierro con cama en doble alturapinterest
Neus Pastor

La intervención partió de una idea sencilla: crear un espacio libre. Libre de particiones innecesarias, de jerarquías rígidas, de usos únicos. El loft se estructura como un espacio abierto y flexible que se adapta a los estados de ánimo, a los invitados, al ritmo cambiante del día o del año.

piano antiguopinterest
Neus Pastor

Una gran ventana marca el carácter del espacio: sobria, geométrica, casi escultórica. Su mecanismo de poleas no solo ventila o ilumina, sino que invita al gesto, al movimiento, a la interacción. Es una arquitectura que se toca, que responde.

La materialidad del celler mezcla elementos modernos –hormigón, metal– con otros profundamente arraigados en la tradición local: mortero de cal, piedra vista y madera natural. Este contraste genera un equilibrio casi táctil entre lo contemporáneo y lo ancestral.

El espacio se articula en diferentes niveles, creando rincones y perspectivas inesperadas. Hay un ritmo interno, una coreografía espacial que lo hace cambiante, vivo. Aquí se puede bailar, trabajar, descansar o soñar.

escaleras de mármol con barandilla de forjapinterest
Neus Pastor
dormitorio con entrada arqueada y escalera de piedrapinterest
Neus Pastor
bañera de piedrapinterest
Neus Pastor
terraza con sofá de obrapinterest
Neus Pastor

La inauguración oficial de Can Blai se produjo con un concierto de piano, interpretado por un reputado pianista internacional que había estado invitado en la casa para preparar sus conciertos en las Baleares. Fue un momento de celebración de la historia de la casa y de homenaje a su antigua dueña, al que acudieron sus herederos.

Estos agradecieron el cuidado que había presidido la reforma, porque la casa conservaba el alma que para ellos tenía. El piano volvía a sonar, pero ahora en un espacio que había aprendido a respirar sin perder su memoria.

Arquitectas: Berenice Moran y Laura Gayo.

Headshot of Aránzazu Díaz Huerta

Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.

Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.

Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.

Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).