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Este penthouse forma parte de Greenstyle, un complejo residencial de nueva generación centrado en el bienestar, la eficiencia energética y la vida contemporánea. Su diseño, obra de Castello Lagravinese Studio, se articula desde un corazón verde, en concreto desde una jardinera de especies perennes ubicada justo en el centro del espacio exterior que organiza la distribución de todas las estancias y establece una relación constante entre interior y paisaje. El acceso a la casa ya anticipa su planteamiento espacial: una gran ventana panorámica dirige la mirada hacia la terraza orientada al sur, donde la vegetación y la luz marcan el ritmo cotidiano. Desde primera hora de la mañana hasta el atardecer, los habitantes disfrutan de la sucesión de estaciones enmarcada por una hilera de álamos majestuosos. Por la noche, la iluminación LED perimetral transforma este lugar en un escenario íntimo para el descanso o la socialización al aire libre.
El salón, la cocina y el comedor comparten un único volumen multifuncional. Se trata de un espacio fluido y abierto, donde el sofá de doble respaldo permite reconfigurar las actividades del día: ver la televisión, compartir una comida, leer o simplemente contemplar el exterior. Todo ocurre en torno a esta zona, concebida para adaptarse a las rutinas y a la identidad de cada uno de sus habitantes.
Uno de los rasgos más singulares de la casa es la "wunderkammer" contemporánea que articula el salón, una suerte de gabinete de curiosidades donde cada objeto refleja los gustos y pasiones de los propietarios. Entre los elementos más llamativos se encuentran una lámpara-vitrina para piezas especiales, esculturas recicladas como un tanque de motocicleta reconvertido en pato silvestre, una colección de robots y maquetas de coches Porsche, y una vitrina industrial francesa de los años treinta con puertas abatibles. Todo se dispone con una lógica casi emocional, dejando que las piezas encuentren su lugar y convivan sin jerarquías.
El mobiliario, una mezcla de diseños nuevos y elementos rescatados, refuerza este enfoque personal. Así, encontramos un carrito de avión reutilizado como mueble expositivo o un sillón verde de mercadillo restaurado por un tapicero histórico de Brianza. "Todo el mobiliario y los objetos muestran la pasión de los propietarios por el diseño y la personalización", explica el estudio. En el área de comedor y cocina se apuesta por una estética contenida. La pared cerámica actúa como telón de fondo unificador, camuflando tanto la puerta que conduce al estudio como un mueble contiguo que esconde una estación de trabajo con baldas y cajones.
La suite principal continúa este diálogo entre funcionalidad y expresión personal. Una puerta inclinada de suelo a techo, en el mismo tono verde azulado del estudio, introduce una continuidad visual reforzada por un zócalo de iluminación LED empotrado que recorre todo el perímetro. Un estante de madera sirve como escritorio y zona de almacenaje personalizable. Del mismo modo, una banqueta cerámica atraviesa la zona del vestidor y penetra en la ducha, separada del dormitorio por un vidrio ahumado que permanece oculto hasta que se enciende la luz interior.
Las referencias industriales están muy presentes también en el dormitorio: un aparador militar polaco de los años 40, una mesilla de noche construida a partir de un archivador metálico con patas de silla reutilizadas, y un armario naval británico de los 50. El papel pintado con cactus del desierto remite directamente al jardín exterior, reforzando el vínculo entre ambos mundos.
En términos de materiales, Castello Lagravinese Studio ha optado por una paleta cálida y contenida, con suelos continuos de parquet, cerámicas de gran formato, paneles acústicos de madera y varillas de latón sobre paredes de efecto hormigón. "El moodboard de la casa es bastante cálido y de inspiración brutalista: muros de hormigón, elementos de madera y cerámicas únicas con una textura muy matérica", señala Alessandro Castello. La domótica, completamente integrada, permite controlar desde el móvil o por voz la iluminación, las persianas y la climatización, así como configurar escenas lumínicas o supervisar el consumo energético en tiempo real. Un lujo silencioso, técnico y sofisticado que no compite con el alma doméstica del proyecto.