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Tras diez años viviendo en el mismo piso con sus dos hijos, Luana y Sandro decidieron que era el momento de actualizar el interior de su casa. El apartamento, de 220 metros cuadrados, había sido reformado inicialmente al momento de su compra, pero con el crecimiento de los niños (João, ahora de 16 años, y Marina, de 10), los espacios ya no respondían a sus nuevas necesidades. El objetivo era claro: transformar la casa con un proyecto de interiorismo que respetara lo existente, diera coherencia visual a todo el conjunto y destacara algunas piezas valiosas acumuladas a lo largo del tiempo, sin realizar obras ni grandes intervenciones.
El encargo recayó en Abrazo Interiores, el estudio de Juliana Kulesza, que abordó la reforma como una renovación emocional. El diseño se basó en reorganizar el mobiliario, actualizar los acabados y crear nuevas composiciones sin tocar la estructura del apartamento. En palabras de la interiorista, "un ejemplo que prueba la fuerza transformadora de un buen proyecto de decoración".
En el comedor, los cambios incluyeron el lacado de un mueble existente, un nuevo colgante de Cris Bertolucci y el tapizado en cuero de las sillas. También se reubicó un banco de líneas limpias, ahora vestido con un tapizado actualizado y acompañado de una gran obra de arte que aporta foco visual a una de las cabeceras de la mesa. Toda la intervención se realizó sobre una base ya presente, pero revisada con una nueva mirada.
La sala de la televisión fue una de las que más transformación sufrió, pues se revistieron las paredes con papel pintado efecto madera, se diseñaron estanterías a medida en MDF y se incorporó un sofá hecho por un tapicero local. El mueble bajo, sin estar anclado a la pared, aporta flexibilidad al espacio. En el lavabo se repitió el mismo papel pintado amaderado y se sumaron nuevas cortinas y cuadros, logrando una transformación radical sin necesidad de obra.
Los dormitorios fueron ajustados a las nuevas dinámicas familiares. João recibió una habitación sobria y funcional, con una gama de grises en la pintura, marquetería oscura y una distribución pensada para estudiar, jugar a la consola o ver televisión. Marina, en cambio, mantuvo el layout pero se apostó por nuevos colores, textiles renovados y una coqueta mesa de tocador. En la suite principal se trabajó sobre las texturas: la pared fue pintada, se cambió la cabecera de la cama y se aplicó un papel pintado con acabado tipo lino. La instalación de nuevas luminarias colgantes y una mesa de trabajo con espacio para impresora completaron el ambiente.
Pero sin duda, uno de los espacios donde esta filosofía se aprecia con mayor claridad es la terraza. Allí se optó por pintar la pared de la barbacoa en un azul potente, renovar la iluminación con nuevos apliques, e instalar una estación de café con aparador de Lider Interiores. La zona fue completada con un nuevo paisajismo y un detalle muy particular: una selección de platos de Fornasetti pertenecientes a la colección personal de la propietaria. Incluso la caja del aire acondicionado fue resaltada deliberadamente para reforzar la presencia de las butacas naranjas, que ahora marcan visualmente este ambiente exterior. A lo largo de la casa, los toques de autor están en los detalles: lámparas de Cris Bertolucci, tapices de Koord, piezas con valor afectivo y una selección de arte que refuerza el carácter vivido del hogar.