- Las 10 tendencias del estilo rústico en 2024 para decorar casas de campo
- Las 7 tendencias en suelos resistentes y duraderos que más veremos en 2025, según los expertos en reformas en casa
- Cristina Vallejo, la artesana inventora de la alfarería textil y otras piezas que hablan de nuestras tradiciones
- Por qué el minimalismo es lo mejor que le puede pasar a tu hogar
El punto de partida fue una casa de estilo español construida en 1969 en Nichols Canyon por el arquitecto Fred Smathers. Más de cinco décadas después, el estudio Broad Project, liderado por Tanya Saban, emprendió una profunda renovación para transformar aquella construcción en una vivienda contemporánea de 420 metros cuadrados, adaptada a una nueva sensibilidad espacial, material y sensorial. La casa responde a una necesidad contemporánea sin perder el legado de su arquitectura original, fusionando oficios tradicionales con soluciones modernas para ofrecer un espacio funcional y emocional.
La reforma supuso la reconfiguración completa de la casa original, con una redistribución de los espacios que permitió añadir un dormitorio, un baño adicional y un gran patio cerrado que sirvió para reubicar la cocina. El resultado es una casa con cuatro dormitorios y cinco baños. “La idea era crear una casa que ofreciera una experiencia más allá del atractivo visual, centrada en el oído, el olfato y el tacto”, explican desde Broad Project. De ahí la importancia de texturas, temperaturas y sensaciones físicas, como el efecto frío y deliberado que provocan al tacto las barandillas de hierro forjado, o el pavimento exterior de terracota, que cambia sutilmente de temperatura a lo largo del día.
El proceso de diseño incluyó estudios solares detallados para decidir la ubicación exacta de cada ventana, de forma que regulan la entrada de luz en función de los distintos momentos del día, proporcionando ambientes cálidos y matizados. Esa búsqueda de una atmósfera acogedora y coherente se refleja también en la selección de materiales. El suelo interior es de roble francés personalizado; el exterior, de terracota artesanal española. Las paredes están revestidas con yeso de arcilla romana, y las duchas a nivel del suelo están acabadas en tadelakt.
En el salón, un ventanal de arco de 4 metros de altura enmarca el paisaje exterior. El espacio combina un sofá y una mesa de café diseñados por Broad Project y producidos por Dusk, con una alfombra de Amadi Carpets. La chimenea, discreta y de baja altura, mientras que en la misma estancia se integra un aparador de esquina hecho a medida por Jack Richardson.
El comedor acoge una lámpara Fortuny Scheherazade, cuya escala se definió tras varias maquetas de cartón. Bajo ella, una mesa para diez personas firmada por Broad Project y fabricada por Dusk se rodea de sillas Scarpa vintage traídas de Italia. La cocina, desplazada al antiguo patio, se inunda con luz matinal. En el centro, una isla a medida se rodea de taburetes antiguos de Den en East Hollywood, con una lámpara colgante de Poul Henningsen iluminando la escena. El segundo comedor, contiguo al salón, propone un juego entre lo tradicional y lo moderno. Destacan las sillas de Galerie Half, restauradas para acompañar una mesa de Pierro Chapo, así como un conjunto de sofá y otomana a medida, una alfombra de Nordic Knots y un escritorio vintage de Pierre Jeanneret.
En el dormitorio principal, el mobiliario hecho a medida sigue el mismo hilo conductor: una cama diseñada por Broad Project, mesillas fabricadas por Jack Richardson y una cómoda personalizada. La lámpara colgante es de Woka, mientras que la alfombra vuelve a ser de Amadi Carpets. El baño principal incorpora una encimera de nogal con detalles curvos que integran el espejo y un amplio botiquín.
Las habitaciones de invitados presentan un carácter distinto. En una de ellas, las paredes de pintura brillante contrastan con el yeso de arcilla romana del resto de la casa. La cama, encajada entre muros, crea un efecto de cápsula; la decoración incluye una alacena de Den, una lámpara Kalmar y objetos vintage. En la otra, unas puertas francesas se abren al jardín, y conviven lámparas de Ingo Maurer, una silla de Michael van Beuren y un baño con piezas de The Water Monopoly. El mobiliario, mayoritariamente de segunda mano, convive con piezas diseñadas ex profeso por el estudio.